MIS RELATOS - descubre un nuevo mundo de fantasías.

¿Quieres ser el nuevo protagonista de uno de mis relatos? 




Nota: Todos los relatos aquí publicados son de autoría propia, producto de la imaginación, de experiencias con amigos, cercanos y conocidos. 
No constituyen publicidad ni ofrecimiento de práctica alguna o servicio dentro de los masajes.
Simplemente fantasías.
Espero lo disfrutes.




 
LA NUEVA HUESPED 


En mi piso de Alameda de Osuna me sobraban dos habitaciones para alquilarlas a personas que llegaban a trabajar en el aeropuerto, publiqué el anuncio en idealista y me llegaron no menos de 20 solicitudes, aunque ya le alquilaba a un chico una de las 5 habitaciones que tenía, me apetecía alquilarle a chicas, recibía varias llamadas y en una de ellas me llamó mucho la atención la dulzura de la voz de una de las chicas; esta vendría desde Galicia.

Llega a mi piso una chica guapísima... 

Le explico cosas y le enseño su habitación y todas las comodidades que tendrá y la "TENTACIÓN" se lanza a la cama para probar el colchón, viscoelástico, de la mejor calidad y super grande. Asombrada me quedo cuando ella comienza a retorcerse en la cama y se da vuelta entera mostrándome sus caderas y hermoso trasero. 

Pero.. qué es esto?. Si estamos solas, si he acordado una cita con una posible huésped... y se comienza a menear en la cama y me dice que está muy cómoda. con las piernas abiertas, y de repente se toca sus piernas y sube sus manos muy sutilmente hacia su pelvis... por Dios!!!!! 

Pero chica!!!!! que yo alquilo una habitación pero ya sabéis que también disfruto de sensaciones varias, y que no soy ciega, por decirlo así. A que algo se os movería si algo así vierais? pues yo lo que sentía era que mi clítoris palpitaba y me daban ganas de no sé qué! Que cosa más emocionante! 

La digo: Oye ven, que te enseño la cocina y si quieres vamos a la zona de gym y piscina... te parece? 
Ella muy desparpajada me dice, "ah, es que estoy tan a gusto que aquí me quedo de una vez", pero por favor, ten piedad, que me olvido de todo y no sé que pueda pasar. 

Pero bueno, insistiendo, insistiendo y llamando a la cordura, la digo que vamos a la cocina que le enseño su futuro armario, zona de guardar en el rerigerador, utencilios de cocina, etc... y vamos a la cocina. La cocina muy grande que tengo, pues como toda cocina tiene un pasillo, sea grande, ancho, largo o corto; hay un pasillo. En ese pasillo entre que le enseño su refri, la lavadora, la secadora, el lavavajillas, etc... pues hay un roce, roce de culos... 
sí... su culo y el mío se rozan... y no sé que sintió ella, pero yo un subidón casi orgásmico. 

Me doy media vuelta y la digo si le parece todo bien. Me dice que sí.... pero busca en su bolso algo, y saca un "ventolín" se da dos inhalaciones y le pregunto que si está bien? me dice que algunas veces lo utiliza. Le veo sus ojos verdes, verdes como ese verde que podamos imaginar.. le veo sus pechos, le veo su vaquero... su cremalllera y ella. Me dice... me ha encantado tu piso, pero no sé que me pasa que me atacó el asma; me pide un vaso de agua, la doy un vaso de agua en la misma cocina, le llevo al salón, le siento en el sofá y la digo si quiere que le acompañe al portal. 

Me mira fijamente y me dice que le gusta todo pero cree que no puede vivir aquí, dice sentirse un poco con malestar y que prefiere hablarme después. La digo que bien, que seguimos en contacto. 
pensé que tal vez mis miradas habían sido muy insinuantes... pero no fue solo eso 

Luego ella me escribió un whatsapp a mi móvil personal, que era muy extraño que durante la visita había sentido una atracción hacia mí y que por respeto había preferido salir casi corriendo. 

Imaginaos lo que yo pensé al leer su mensaje. "la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios" 


PONZANO 

Muchos días pasaron para acordar su venida a Madrid y mis días de disponibilidad, desde hace un tiempo vivo más cerca de la naturaleza, de unas preciosas vistas, lejos del ruido de tanta ambulancia, coches de policía y sirenas de emergencia, todo esto hace que mis citas en Madrid vengan cargadas de una emoción especial, de haber estado relajada como mínimo un par de días, de desconectar y de despertar el morbo y deseo que me produce cada encuentro con vosotros.   En esta ocasión Carlos propietario de una cadena de comidas rápidas me había propuesto quedar en un sitio al medio día, para comer algo especial, justo en la calle Ponzano. 

Elegimos una terraza en la cual estábamos solos, en la mañana En la tarde anterior, revisé mis juguetitos y saqué uno que hace tiempos me regaló un hombre que no he vuelto a ver, así que decidí usarlo con Carlos.   Esto sería una sorpresa, pues no habíamos hablado de ello antes.

Puse a recargar muy bien el aparatito y una vez en la cita elegí una ubicación que me permitía visualizar el interior del restaurante y a la vez tener la libertad de abrir mis piernas y cerrarlas con la protección del inmaculado mantel que nos habían preparado.

 

Estando ahí pedimos una copa de vino, un entrante y un plato fuerte.  Todo iba de maravilla!  La mesa estaba con copas, vasos de agua, platos, platitos y cesta de pan.

Sin que Carlos lo notase saqué de mi cartera un aparatito muy pequeño, imaginaos el mando del coche.  Así tal cual, con un par de botones y fácil de tomar entre el índice y el dedo pulgar.   Sonreí, guiñé mi ojo a  Carlos y le dije que lo pusiera a funcionar.

 

Sorprendido me decía que no sabía que era eso.  Le dije:  “¿podrías hacerme tener varios orgasmos usando un mando a distancia?”

Luego de escuchar mis palabras y ver su cara sonrojada, comenzó a darle a los botoncitos sin piedad alguna.  Al inicio fue algo divertido, pero cuando se lo tomó en serio y se propuso hacerme sentir, fue lo máximo!  Porque mientras nos atendían ya en el momento del postre, mis piernas no paraban de temblar y pedir más, mi clítoris se sentía salir de las bragas, además el dispositivo receptor, que ya lo llevaba desde casa bien puestecito en medio de mis labios mayores, de tanto mojar y vibrar se había ido un poco hacia atrás. 

 

Ahora era mi parte perineal la que estaba recibiendo todas esas vibraciones. Mientras le veía a Carlos su cara de morboso perdido, pasaban y pasaban dos camareros en su faena de recogida de platos y toma del pedido de los postres.

Mis sudores iban desde la frente y toda la espalda. Las manos de mi compañero de esta aventura estaban calientes.   En un momento tomé el cacharrito y le indiqué un nivel que me gustaba, porque hacía sentír una vibración continua y suave, ésta era la que buscaba ya que la otra parte del juguete se me había movido hacia el perinéo.   Así fue y le dejamos en esa función.  En ese momento mis pies dejaron de lado el calzado que llevaba y comencé a rozar el tobillo de Carlos, mis deditos subían por sus gemelos y llegaba hasta la rodilla.

 

Bebíamos agua, no era plan de embriagarnos con alcohol, sino con placer. Carlos, se puso más cómodo en el sillón y abrió su piernas como quien lée plácidamente el diario del fin de semana, mientras miraba a los demás comensales.  Muy segura estaba yo de que nadie veía mis pies, pues me puse de pierna cruzada, dejando todo el trabajo al pie que tenía arriba y no al que tenía posado en el suelo, mis anos relajadas con lo que quedaba del postrecito.

 

Logré bajar la cremallera del pantalón de Carlos, oh! Quienes me conocéis sabéis que mis dedos de los pies son muy hábiles.  Hombre clásico, llevaba el interior de esos que por medio lado se puede sacar la puntita.  Mientras yo maniobraba, o hacia maniobras con el pie,  (pieobraba), él aprovechó para ponerse el mantel un poco sobre sus partes.  Logré tomar su glande con mis dedos, le masturbé por unos pocos minutos, sentí cómo se regaba su dulce néctar y rápidamente bajé mi pierna.   Emoción infinita, porque habíamos dejado hace bastante rato el juguetito en una función de vibración permanente y yo lo tenía hacia mi perineo.

 

Risas, caras sonrojadas, que si pedíamos un vino o un café nos preguntábamos, morbo, emoción y susto!  ¿Dónde estaba el mando?

 

Entre las varias pasadas de los camareros que coincidieron con el juego de mis pies, Carlos, había relajado sus manitas y soltado el mando en un platito pequeño, el que tenía unos huesos de aceituna o en el cesto del pan, no lo sabía.  El hecho es que el mando ya no estaba en la mesa y la otra parte, la que yo tenía entre mis piernas seguía haciendo su trabajo de darme placer.

 

Ahora cómo lo íbamos a recuperar.   Llamado un camarero, luego vino otro que dijo no saber nada, y nos preguntaban que especificáramos de qué se trataba.  Solo balbuceabamos diciendo que era un mando como del coche.

 

Pasados unos cinco minutos vino el jefe de sala y nos lo entregó envuelto en un pañuelito con tal delicadeza que al mirarnos pensé que se habían divertido en la cocina imaginando cosas de nosotros.   Sin ningún reparo tomé mi mando y le dí al OFF.  Por fin se acababa la vibración con unas sensaciones hasta raras y mis piernas mojadas.  Pasé por el baño y retiré la otra parte, al salir y caminar por el interior del restaurante, creo que todos me miraban.  Pensé para mis adentros, pues os lo recomiendo!  











El hombre del TANTRA. 

Misterioso, elegante, alto, viste muy bien. ojos de hombre con experiencia, unos 69 años o menos.  mirada profunda, manos de caballero, higiene impecable, sin olor de perfumes más que su olor natural, luego de tomar una ducha, nos abrazamos y comenzamos a bailar, creo que es la única persona con la que hasta ahora comienzo una sesión bailando, este baile es un baile en el cual cada uno entrega sus brazos, su pecho y entrelaza sus piernas.  Mi cabeza descansa en su hombro derecho, bailamos música de fondo de masajes, no es música de pub ni de disco.  Este baile nos acerca, nos une, nos hace sentir nuestros corazones.   Sus manos son cálidas, siento su mano izquierda como toma mi mano derecha con tal seguridad, que me hace pensar que es un caballero de los que poco quedan, su mano derecha toma todo el contorno de mi cintura, siento sus manos muy cálidas, bailamos sin ponerle cuidado a la música, más bien a nuestros latidos del corazón, a nuestras manos que casi se deslizan por todo lo largo y ancho de nuestros cuerpos.

La música es cómplice, pero no la protagonista, el incienso afina nuestro olfato, las velas hacen sombras estilizadas en la pared, el tatami nos espera pacientemente.   Bailamos sin principio ni fin.  Nos atrae el sentir nuestros pechos, nuestras caderas a veces van en sentido asíncrono, eso es bien pues hay un encuentro central de nuestra esencia, un roce que invita a caer en el lecho y así lo hacemos.

El hombre del tantra me enseña más cosas que no sabía... juegos de respiración, caricias que se adentran en el sentir y el vivir.  no hay prisas por un orgasmo ni una eyaculación, disfrutamos del camino, dela energía, del subidón que proporcionan ciertos ejercicios, miradas, posturas y caricias.

Me dejo caer dejando todo mi torso, glúteos y piernas para él.   Comienza con un masaje acompañado de respiraciones profundas, es él quien me proporciona el masaje, este masaje lleva una carga de sensualidad en sus manos en su forma de deslizarlas hasta llegar a mis hombros... va dejando todo el deseo ahí, pendiente, que vaya creciendo, porque no va directo a mi vagina, sabe recorrer otros puntos que hacen crecer las sensaciones.   sabe cómo llegar y cuándo llegar a mi clítoris o cuando introducir un dedo o dos o tres en mi corazón vaginal. 

Yo llevo toda la calma del mundo, es una sesión de dos horas, en la cual disfruto tanto como él.  No hay prisas, hay madurez, hay sabiduría, hay gozo, hay placer, hay sensualidad mutua, hay deseo.  
No hay musculitos, ni modelitos de sonrisas ni charlas insulsas.   hay deseo y muchas ganas de disfrutar mutuamente.

Cuando ya estoy en éxtasis, me retuerzo, balbuceo, tengo sudores fríos... tomo mi turno, mis ganas de devolverle el doble o triple del placer que me ha dado, así comienzo a usar mi cuerpo entero para deslizarme sobre él, para convertirme en una serpiente que se desliza por todo su cuerpo con ánimo de darle el veneno de la pasión y de sacarle todo aquello que ha venido cultivando y controlando durante una sesión de dos horas.  su mirada me encanta, la barbita que se va dejando crecer, sus manos con su pelillos en el lateral de la muñeca, sus dedos diestros y hábiles para tocar diferentes notas de pasión.

No es un muchachón, sabe lo que me gusta, si no lo sabe se preocupa por leerlo en mis ojos y mis movimientos. hay disfrute sin prisas, es un domingo tras otro y tras otro. No hay cansancio, el mundo tantra es infinito.

Una semana más a la espera de más goce y más aprendizajes de placer con el hombre del tantra.






Encontró el tesoro

Antes de irse a su trabajo nocturno en el cual puede fantasear toda la noche con  imagenes que le regala el Madrid que no duerme, ese Madrid secreto que conocen los que recorren cada callecita pasadas las 23:00 hasta las 6:00 del día siguiente, lleve o no lleve uniforme que le identifique, se mueve tan tranquilamente entre plazas, parques, zonas de parking y avenidas en las cuales encuentra a los viandantes noctámbulos, unos hombres sin rumbo alguno y otras, mujeres con el corazón lleno de experiencias.

Guapo, con sus gafas que a veces le hacen un hombre más misterioso,  su forma de hablar más madrileña no puede ser,  lleva un vaquero y un jersey color rojo, este rojo que hace juego con sus zapatillas. hoy no lleva uniforme va así.

Antes hemos quedado en mi lugar del placer, tres horas antes de que inicie su trabajo nocturno.  Llega y puedo sentir ese perfume que le hace inconfundible.  Su mirada esta vez me invita a jugar en la sala de camilla.  Luego de repasar la higiene, comenzamos con un dulce masaje comenzando por sus piernas y acariciando suavemente la entrepierna, siento y puedo notar cómo sus pelillos se van erizando, eso me gusta mucho.

Recorro todas su piernas hasta llegar a sus nalgas,  suaves, dulces... puedo notar que en algunos momentos las aprieta, parece que deseara que mis deditos entren en su ano. 
es el momento de seguir jugando mientras él se encuentra tumbado boca abajo.

Comienzo a acariciarle todo el exterior de su ano, su zona perineal, sus glúteos se contraen, puedo escuchar cómo su respiración va a más velocidad, sus manos logran alcanzar mis caderas, las devuelvo a su lugar, deseo que se centre en su placer.

Después de un buen rato de caricias, le pido se de media vuelta y continúo masajeando sus muslos, se pone sus gafas, ahora quiere apreciarme mejor.  Quito mi sujetador y le ofrezco un premio, le dejo sentir a la vez que siento tanto que mi vagina ya comienza a lubricar, deseo que sus manitas recorran todo mi cuerpo.

Vamos a la otra sala.   Ahora más cómodos los dos en el tatami, podemos disfrutar de un sinfin de caricias, roces, estimulación y dejar libre nuestra imaginación a la riendas del placer.   ahora sus manos buscan en cada milímetro de mi vulva algo que me haga vibrar,  desplaza dos de sus dedos con mucha suavidad, con tacto, de eso que siento como que toca con la intencionalidad de darme placer, que sabe que la vagina no es una goma, que es una zona muy sensible a cualquier movimiento, por lo cual veo y siento que él se mepeña en hacerlos de manera suave, mira mis gestos, escucha mis indicaciones, recorre cada tramo a tramo de arriba a abajo, en forma circular, relaja su muñeca y pone tan solo la yema de sus dedos sobre mi clítoris y de vez en cuando rodea toda la parte baja de este.   

Así con paciencia, me gusta, me encanta que esta a la espera de ver que llegue el anhelado orgasmo.  No tiene prisas, sabe poner ritmo y yo lo disfruto.  Esto de toca así me hace pensar en que muchos lo hacen pero es que ni duran 40 segundos ni lo hacen con tal delizadeza y tacto.  Muchos otros piensas que simplemente es pasar y tocar vagina de arriba a abajo aún haciendo daño a la parte de la uretra, que bien delicada es y no tiene puntito de placer.    Él se esmera y pasan unos diez minutos para que llegue una explosión de placer que recorre todo mi cuerpo y llega hasta lo más alto de mi coronilla.

Pudo encontrar el tesoro, logró hacerme sentir tantas emociones, que es hora de que yo le de su recompensa , ahora soy yo la que me empeño en tocar su cuerpo con todo el morbo y el gusto de acariciarle sin que aún hayan desaparecido las palpitaciones que quedan en mi vagina por tal orgasmo maravilloso.  Me pongo sobre su pecho dando la espalda.  juego con la yema de mis dedos, quiero que note lo suaves que pueden ser mis manos para prologar la erección y retardar su eyaculación.   Entre roce y roce, caricias y  estímulos de su glande, cuerpo, testículos y zona perineal, llega su explosión.  Mágica, con un quejido que se puede oir hasta el antiguo camino de Francia y antiguo camino de aceiteros.




39. ORGASMOS DE MI PIEL

En mi lista de masajes de tipo tantra, tengo los que se llaman tantra classic, en la práctica y en cada una de las citas, suele darse una combinación de dos o tres tipos de ese masaje.  Es decir, un inicio ritual con abrazos, agudización de los sentidos, olfato, tacto, besos suaves e intensos y posteriormente una parte de masaje entre relajante y erótico. 

Con algunos de vosotros he podido experimentar algo especial en cuanto al sentir una emoción intensa, una emoción que suele ir en aumento, un estremecer de todo mi cuerpo, un sentir que cada uno de mis pelillos de las piernas, brazos, espalda y en general todo mi cuerpo se ponen erizados; es ese sentir que yo le llamo los orgasmos de mi piel. 

En estos encuentros  en donde todo está dispuesto con velas, incienso, luz tenue, aromaterapia, vestuario ligero y por supuesto la higiene de ambos al 100%, se despiertan los deseos más profundos de querer sentir unas manos que saben acariciar cada centímetro de mi piel, ese tipo de caricias que no olvidan la entrepierna, la espalda, el cuello, las orejillas, un roce en la mejillas, una caricia en el contorno de la cabeza, un beso en la frente, un provocar y estimular mediante el baile de la piel.

En las últimas semanas puedo contar unas cinco o seis citas con alguien que me ha hecho pensar en los orgasmos de mi piel.  Es una cita con un hombre elegante, alto, deportista de aficción más no de profesión, de higiene impoluta, una cita a las 8:00 am. en el mayor de los casos.  La cita con Jaimes, me hace pensar horas antes y días antes en que será un gran encuentro, encuentro cargado de espasmos, de emoción y de un disfrutar de mi piel centímetro a centímetro.

¿Cómo lo hacemos? me pregunto.  Jaimes desde el inicio me pidió solamente un juego con mis manos, uñas y caricias, poco a poco fui notando que lo que yo hacía con él, él también lo hacía conmigo... se toma su tiempo para dedicarlo a mí, yo lo disfruto, lo disfruto al máximo, porque sé que en pocos minutos voy a tener esa sensación especial que no está ligada ni al clítoris, ni a la vagina, ni a una penetración profunda; sino que será un huracán que recorrerá mi piel en pocos, poquísimos segundos, pero que bastarán para llenarme de euforia, de gozo, de alegría y hasta risas que siento salen de mí sin control; es ese orgasmo de mi piel, esa emoción que hace que mis ojos tengan un brillo especial durante todo el día.

Curiosamente sin que él toque mi clítoris o todo el contorno de mi vagina, luego de sentir ese orgasmo de mi piel, puedo notar mi vagina mucho más húmeda, noto que palpita, paso mi mano por ahí y puedo sentir lo mojada que estoy, noto también como mi clítoris se ha agrandado, está muy sensible ante cualquier roce, por lo cual aprovecho para continuar con el goce, pongo mis pechos cerca de la boca de jaimes y mientras me toco con un dedito en la parte externa del clítoris para tener otro orgasmo de larga duración...


Despierta toda la sensualidad que no se aprende en ninguna academia, sino que brota de mi interior, de la mezcla de los pensamientos, experiencias, fantasías y hasta de mi carácter.  Esa sensualidad que nos hace ser diferentes en la expresión de nuestros deseos, miradas y hasta de la belleza física. Cosas que me encantan de mi tiempo compartido con vosotros. Saber que estamos vivos, que sentimos que estamos para disfrutar y explorar cada rincón de nuestro cuerpo. 









38. El masajista eres tú

Pidió dar inicio al masaje siendo yo la receptora. Me puse boca abajo, dejando mis piernas entreabiertas, mis brazos abrazaban el cojín.  siento que se pone de rodillas entre mis piernas, sus manos toman un poco de aceite templado, cierro mis ojos y dejo que comience con lo que puede llegar a ser una sesión de lo más excitante.

Él toma uno de mis pies y lo envuelve con sus manos ejerciendo un poco de presión, desliza suavemente sus dedos hasta llegar a mi dedo gordo, realiza movimientos muy suaves, de ida y vuelta, avanza hacia mis pantorrillas, mis gemelos sienten las manos de un hombre que aunque fuerte, sabe ser delicado con mi cuerpo.  

Respiro profunda y lentamente, imagino y visualizo que su miembro se está poniendo erecto y así es. En el momento en que llega a mis nalgas, siento sus manos y también siento su pene que casi roza en el medio de mis nalgas, siento su calor, siento que su respiración va más agitada.   Mientras pasan los minutos, él sigue masajeando mis nalgas hasta llegar a la espalda, ahí noto cómo a la vez que masajea con sus dos manos, su pene recorre todo el centro de mi columna vertebral.

Ya no necesita aceite, su lubricante natural es lo que ahora necesitamos, desliza y desliza por mi espalda, siento su calor, su respiración, su olor... bajo mis brazos y acaricio sus piernas, llego hasta su zona perineal, le toco muy delicadamente; su pene está a punto de estallar, es en ese momento que me pide darme la vuelta y continua con un masaje de entrepierna llegando casi a mis labios vaginales mayores, alterna subiendo y bajando, mientras más deseo que llegue a mi clítoris. 

Para ello se toma un tiempo, porque él sabe que más lo estoy deseando, tiene toda la calma que se requiere para desear sentir unas manos y dedos en mi zona íntima.  La espera tiene su recompensa, porque comienza con un delicado masaje por todo el rededor de mi clítoris, sin tocar la parte central, activa mis nervios sensitivos, activa las emociones y el cosquilleo de la excitación... así le pido que juegue con sus dedos en mi interior, atiende mi llamado pero ya no puedo estar más tiempo tumbada, me pongo de rodillas a la vez que él sigue estimulando con sus dedos dentro de mí, pone sus dedos en posición adecuada para conseguir un squirting, no puedo más!  qué orgasmos más profundo y duradero!  éste acompañado de un squirting quele deja toda su mano y antebrazo mojados, casi chorreando.  

Mis piernas tiemblan de emoción, tengo palpitaciones hasta en la cabeza, me embriago de una sensación de euforia, alegría, paz...
A continuación comienzo con mi parte, con la promesa de darle tanto placer como él me ha dado a mí.   Mientras le masajeo su espalda dejo reposar sobre sus nalgas mi vagina, ésta está caliente, tan caliente que aún palpita y siguen fluyendo líquidos de placer!




37. Delicias del Perú

Sus piernas y brazos bastante fuertes hacían juego con su mirada profunda  y misteriosa, de estatura mediana y piel morena, poco o nulo bello en todo su cuerpo, un olor natural que se puede percibir a través del atuendo de moda, sus manos grandes y fuertes sabían lo que les esperaba.

Muy tempranito en la mañana, casi al amanecer y recordándole confirmar nuestro encuentro, llegó como un tiro, se había quedado dormido... le recibí con un café pues ya era nuestra segunda o tercer sesión, lo que me hacía predecir que habría mucho juego, Mario fue a la ducha y pasados unos minutos ya se le veía despierto, tan despierto como su compañero de aventuras, al cual decidí ignorarle en un principio, porque Mario no me dio otra alternativa.

Ya en el salón sus manitas comenzaron a acariciarme suavemente, rozar mis piernas, brazos y glúteos, fue un camino lento y gozoso el cual tuvo su parada en la estación húmeda, sus manitas bien cuidadas, sus dedos gruesos y de buen movimiento se fueron incorporando en lo más profundo de mi cueva, de momento solo dos dedos, lo necesario para sentir el movimiento de vaivén y giros suaves que van haciendo que mi temperatura subiera hasta tal punto de pedirle que introdujera dos dedos más!

Me pongo de rodillas, así sus manitas pueden hacerme sentir mejor, tardamos pocos minutos para que mis fluidos bañaran su mano y antebrazo, mis piernas tiemblan y un suspiro de gran placer sale desde muy dentro de mí.  Mario y su amigo hoy se han propuesto darme mucho placer, ahora jugamos a un masaje, masaje a tres manos. Estas recorren mi espalda siguiendo la guía que marca el centro con su pene bien erguido, sus manos acarician mis músculos dorsales, mientras su pene recorre todo el centro de mi columna, puedo sentir su glande suave y muy gordo, su calor es exquisito, su dureza es de lo más agradable.

Doy la vuelta y le dedico tiempo, largo tiempo a acariciar su pene con mis pies, de esos foot jobs que tanto me gustan porque le veo retorcer de placer, le pido aguantar y así lo hace, paramos y vamos más despacio, hoy es un campeón!  muchos minutos jugando con mis pies a la vez que le acaricio sus pezones, sus piernas, sus manos y ya no aguanta más, chorros de néctar caliente salen a borbotones... pero aquí no termina, viene el segundo plato en cuestión de minutos, que barbaridad! su pene está de nuevo atento a la situación, ahora deja que sean mis manos las que le acaricien con toda la calma que amerita este momento, con cuidado y con mucho mimo, llega el segundo en cuestión de pocos minutos.

Momento de charla, de esas que tanto me gustan, donde hay confianza, donde hay complicidad, risas, cosas varias, no necesitamos profundidad pero sí  sintonía.  Mario y su amigo se marchan tan relajados que casi no pueden dar un paso adelante.  






36. El hombre del barquito

Tres visitas fueron suficientes para convencerme de dar un paseo en su barquito, como él suele llamarle.
Una mañana muy caliente, mañana de verano y mañana de deseos el hombre del barquito me esperaba en el puerto.  Llevaba puesta una camisa blanca de lino, un pantalón corto y unas zapatillas muy finitas, un sombrero ancho de los que usan los antiguos corteros de caña de azúcar, sus gafas y el resto de atuendos que hoy se llevan en la cara. 

subimos y nos adentramos en aguas azules, el cielo parecía hacer espejo con lo que estaba por ocurrir, el aire fresco y húmedo hacía que mi falda ancha y plisada tuviera un movimiento muy seductor, mis pies ya estaban libres de zapatillas, mi pecho apenas cubierto con un blusón tipo mariposa, éste dejaba ver mis pechos si en posición lateral se ponía el hombre del barquito.

Que buen marinero resulto mi amigo, en pocos minutos hizo gala de la destreza que tiene mirando de frente al horizonte, navegando con una sola manita y con la otra acariciándome con tal delicadeza que a ratos me hacía pensar en si podríamos a encallar, pero no, lejos estábamos de hacer cualquier mal peripecia, al contrario, el hombre del barquito iba muy seguro, tan seguro que sorprendentemente con sólo su dedo índice podía tocar mi clítoris, bajar por los seis centímetros de cada costado del mismo y volver a subir, con diferente velocidad, intensidad y ritmo.  Todo esto mientras yo estaba en una butaca sentada a su lado, él de pie y yo agarrándome de la barandilla.

Estrellas diurnas fue lo que pude ver, durante unos tres minutos imperó el silencio, el hombre del barquito seguía viendo al horizonte, parecía no oír más que a las gaviotas, no ver más que el azul del agua y no sentir más que el vaivén de las pocas olas que habían en el momento.  El hombre del barquito dejaba entrever a través del pantalón corto su pequeño gran amigo, amigo de aventuras, amigo que yo ya conocía de encuentros pasados.

Mis pies muy inquietos comenzaron a rozarle desde la rodilla hacía arriba, mis dedos alcanzabas sus testículos, su glande se tornaba cada vez más ancho, como un champiñón de esos buenos que se pueden recoger en el campo, su miembro crece y crece, y asoma orgullosamente su cabeza por el borde del short.

El hombre del barquito apenas me mira porque ha tomado un retorno, aprovecho también el giro de su cuerpo para atrapar entre mis dedos su pene que ya está a puntito de estallar, será proteína para los peces, digo...  a ver si se acerca uno bien grande, pero mientras eso ocurre y conozco sus tiempos, aprovecho para agarrarme bien de su pene con mis pies como si fueran unas tenazas y con una manita mía comienzo a tocarme, me toco, me toco, un dedito se extravía en las profundidades de mi barca, luego dos dedos, luego tres y al final logro que casi toda mi manita esté dentro de mí.

El hombre del barquito da un giro de 180 con su cabeza, se olvida del timón por unos segundos  y abriendo sus ojos tan grandes, tan grandes que con el tipo de gafas que lleva, parece que además de mi mano también tuviese sus ojos dentro de mí... tengo un orgasmo que hace temblar el barquito, mis piernas parecen flojas pero no olvidan su trabajo pendiente y así el hombre del barquito le regala a los peces una deliciosa proteína mañanera.








35. El puño caliente

comenzamos con un profesional, concretamente un tailandés de nivel fuerte.   Trabajo con mis manos, pulgares, codos, rodillas, pies y talones.  Masaje vigoroso que logra que el músculo al ser tratado consuma mayor cantidad de oxigeno por lo cual, el efecto relajante sucederá en breve, a los pocos minutos de terminar las maniobras.  

Al ir terminando paso a un masaje muy lento, rozando mis pechos por toda la espalda de él,  me da mucho morbo ver sus glúteos, tiene unas nalgas muy tersas aún teniendo más de 60 años, Juan parece un poco tímido y no es la primer vez que nos vemos, ya serán unas cuantas, pero es que conserva ese puntito tranquilo de dejarse hacer, de dejarse llevar con toda la calma de un encuentro lleno de mística en mi lugar de masajes.

Mi sitio alumbrado con velas, aromatizado con inciensos de excelente calidad, música de selección exquisita, un tatami amplio y una camilla en un salón de más de 30 metros.  ducha completa, higiene y limpieza extrema, un sitio para sentir y hacer sentir, porque cuando acuerdo una cita, espero que ese encuentro me haga tener también sensaciones varias, sensaciones placenteras, no importa que medie un pago, estoy en ello porque me gusta disfrutar, claro está que no todos saben que eso disfrutar en una cita de pago, se queda reducido a pensar en que es fingido por parte de la chica. 

Afortunadamente,  es una minoría la que me visita con ese pensamiento, antes de acordar una cita, saben que espero disfrutar, tan solo uno de cada veinte espera que con solo acariciarle de manera mágica surja un squirting, con el ánimo solo de verlo, más no de comprender que obedecería a un goce pleno por mi parte.  Pero bien, no estoy hablando de Juan, Juan hace parte de esos otros maravillosos hombres que piensan que si me hace disfrutar su goce será doble o triple.

En aquel masaje, continué acariciando sus glúteos, me puse más aceite y preparé un guante sin que se notase que ya lo tenía puesto, comencé con un masaje en la parte externa de su ano, me daba mucho morbo y sentía como mi vagina se iba tornando más húmeda, por el hecho de desear introducir un dedo en su ano,  con un gesto muy sutil obtuve su aprobación, comencé introduciendo un dedo, luego dos, luego tres, luego no quedaba más que el meñique, jugué con su ano, bastante rato, sentía cómo iba abriendo su anillo principal, llegué hasta su almendra mágica, la masajee  con tal gusto y tal cuidado que cada vez mis dedos estaban más dentro de él.

Fui levantando su cadera y accedí de mejor forma a su pene, lo acaricié tan lentamente, tan suave, tan delicioso, que podía notar cómo su ano se ampliaba sin generar ningún dolor o molestia, avancé y avancé, me daba muchísimo morbo, sentir que le follaba su ano, mi puño estaba a puntito de entrar, seguí tocando su pene, ahora le presiono el perineo, logro que tenga un orgásmo sin eyacular, sigo estimulando mientras me he sentado sobre mi talón, aprovecho con lo mojada que estoy puedo deslizarme y rozar mi clítoris de tal forma que siento que me voy a correr...

Sigo follándole con mi mano, sigo acariciando su pene por unos 20 minutos, Juan no para de gemir y pronunciar susurros de placer, ya cuando me dice que es la primer vez que lo hace así, me pone más excitada y mi puño termina dentro de él a la vez que baña mi otra mano con su corrida, ufffff que delicia! ahora mi mano fuera a la vez que aprieto un punto nervioso de su pierna para que no sienta dolor.

nos secamos el sudor, nos lavamos las manos, cambiamos la manta y toalla y seguimos... ahora es mi tiempo, ahora es cuando Juan me recuerda que en mi trabajo puedo disfrutar tanto como se lo proponga quien me visite.  Se empeña con su dedo pulgar, por la postura que tengo en el momento, estoy sobre él de pie con las piernas abiertas, entonces bajo un poco, quedando mi culo hacia su cara, Juan está abajo, tumbado, relajado y con las vistas de mis piernas semi flexionadas,  en esa postura no van a entrar sus cuatro dedos de igual postura, solo entra el pulgar, y entra de tal forma que logra darme apoyo, casi me siento sobre su pulgar y arco de su mano.  

Lo agita, lo mueve con ritmo, agradezco que tenga unas uñas bien cortas y manos cuidadas, fluye todo, fluyen mis líquidos, siento que voy a llegar al cielo, le pido cambiar y ahora me tumbo, toco su pene con mis pies, su miembro está de nuevo atento, está erguido, está fuerte y va tomando color uva, color de calor, me siento en medio de sus piernas, él se incorpora un poco, se apoya con cojines y comienza a tocarme mis pezones, ummmm que maravilla!

Yo le acaricio su pene con un footjobs de lo más sensitivo, me toco con mi índice derecho mientras con mi mano izquierda me agarro parte del pubis y lo tenso hacia arriba de mi pelvis, esto hace que cuando me toque, pueda hacer un recorrido con mi dedo deslizándolo por unos seis centímetros,  mientras Juan toca mis pezones que están cada vez más duros y firmes y deseosos de participar de mi orgásmo...

Casi al tiempo, logramos que Juan bañe mis pies con un dulce nectar caliente y yo pueda tener un orgasmos espectacular, mi dedo tiene arrugar de la humedad y de tanto roce, mi clítoris palpita como si el corazón se hubiese bajado a presenciar tanto goce...   Gracias  
Dedicado a todos aquellos que disfrutan más haciendome disfrutar








34. COMO UN TORO
Noté como su miembro se puso a punto de explotar en cuestión de 5 segundos, le acaricié tan lentamente que parecía que el tiempo se había detenido. Tomé la raíz de su pene, la apreté, giré mi mano como si de una obra de alfarería estuviese creando, subo y bajo lentamente, aprieto la parte superior de su glande, subo y bajo mis manos, estoy moldeando una obra de arte, alterno con  zona perianal, me acerco y atrapo su pene con mis pies los cuales comienzan a hacer un trabajo que llega a excitarme tanto como a quién lo recibe...

Puedo notar la presión sanguinea en las yemas de mis dedos, puedo sentir la dureza de su pene, el color se torna cada vez más apetecible, le miro fijamente y le pido que cierre sus ojos, ahora mis maniobras no solo son con las manos sino con pies a la vez, sus sensaciones deben parecer que son cuatro manos las que le acarician.  Me pide que pare que va a explotar, muy suavemente le repito que hoy parece "un Toro", ahora entiendo el por qué del subidón de los 5 segundos, y es que a mi amigo le gusta que le diga que parece un toro, que le acaricie sus criadillas y que le controle el momento justo cuando puede explotar. he podido introducir uno a uno mis deditos hasta el mismísimo pulgar, la mejor técnica de llegar al puño sin hacer daño... El Toro me confiesa que es su primer vez, a lo que respondo con más mimo y pasión a la vez. Puedo ver sus ojos con más brillo, sus retorcijones de placer y mientras, sigo disfrutando de una sesión que se nos queda corta para tantos juegos...

Aún no es hora, espera, le digo, seguimos jugando y abre sus ojos, ahora sí sus ojos se muestran más  embelesados, noto un brillo particularmente erótico entre las bajas luces y los reflejos que nos proporcionan las velas, la música se hace cómplice de un momento que se va prolongando entre juegos y juegos, el poder darle a mis manos la capacidad de sentir las emociones del visitante se hace más excitante, el "Toro" acaricia mis pechos, parece un toro manso, porque tiene la delicadeza de tocar mis pezones de tal forma que hace que se pongan duros en cuestión de segundos, guardamos distancia, tenemos el antifaz que hay que usar en estos tiempos, y no por ello dejamos de sentir espasmos entre caricia y caricia.

Ya se ha prolongado el encuentro a casi 65 minutos, disfrutamos de nuestros cuerpos, de querer estar más cerca y no poder, de querer besar y quedarnos en el deseo más profundo, de notar cómo nuestro ritmo de la respiración en diferentes momentos sube de tono como si de una carrera estuviesemos haciendo.   Sus ojos me piden más placer, yo se lo doy.   Mi vagina está totalmente mojada, mi clítoris se llena, su presión sube, tanto que siento que palpita.   subo sobre su pecho dandole la espalda, me gusta  el poder usar mis pechos y manos mientras él se dispone a masturbarme con tal destreza que logra en mí un orgásmo de mucha intensidad, afortunadamente poso sobre su pecho y puedo descargar toda tensión muscular a la vez que dejo empapado su pecho... sigo con mis manos y mis pechos hasta que puedo sentir un calor intenso que discurre lava entre picos de volcán.






33.LA TERRACITA QUE EXCITA... Con Antonio

Quedamos a inicios de Junio un día miércoles casi al medio día, 
imaginaba antes de su llegada lo bien que seguro lo pasaríamos, porque le conozco de antes y sé que disfruta tanto como yo de jugar, provocar, acariciar y lo que más me gusta es que cuando se empeña en tocar mi clítoris, logra que tenga uno o varios orgasmos de esos que hacen erizar toda mi piel y que llega a mi cabeza notando pulsaciones de máximo placer.

Llega Antonio y conoce todo el protocolo de higiene y protección para estos tiempos... ducha, mascarilla nueva, etc.
Yo le espero en mi gran salón con la terracita bajo techo bien puesta.  Silla aquí y silla a dos metros y entre ellas una mesita con botella de agua y copas. 
Abrimos la botella de vino que ha traído, está bien fresquita, que delicia!
Música suave, velas y aromas que invitan al placer de disfrutar de la visión de nuestros cuerpos desnudos.  Un par de toallas que dejamos que caigan sobre nuestras piernas.

Brindis!  salud! charlita de cosas varias y de repente siento su mirada penetrante, sus ojos me dicen que me desea mucho, comienzo a acariciar mis pezones mientras le miro también fijamente.  Me deleito viendo su pene ponerse erecto y levantar lo que tiene de toalla cubriéndole... me pongo de pie y enciendo en mi ordenador un video xxx, comenzamos a ver el video y a tocarnos de manera individual y simultánea.

Mi vagina está muy mojada, tanto que mis dedos resbalan, aprovecho para tocarme de manera intensa levantando mi pubis con la mano izquierda, mientras con la mano derecha, mis dos dedos índice y medio hacen su labor, me centro en la esquina superior izquierda de mi clítoris, es el lugar dónde más rápido e intenso puedo tener un orgasmo, avanzo tocándome, siento un cosquilleo de emociones varias, pero decido retener y esperar.

Brindamos, nos ponemos las mascarillas de nuevo y nos acercamos, nos damos un abrazo intenso mientras noto como su pene roza mis piernas y parte alta del pubis, wow!  que ganas tengo!  vamos hacia mi camilla en la cual me pongo en posición A4, de perrito, de espaldas a él, le quiero sentir dentro ante lo cual accede sabiendo que antes me gusta tener una masturbación con sus manos, son indescriptibles  las sensaciones que puedo llegar a tener,  accede a mi cuerpo de manera suave, nos movemos con delicadeza, luego con más intensidad, puedo llegar a mi orgasmo y siento su pene muy duro y caliente dentro de mí.   

Cortamos nuevamente, le quito la protección y termino rozando su pene por mis pechos, deliciosa sensación y morbo al escuchar sus gemidos de placer, mis piernas casi se doblan, mi corazón agitado y de nuevo un salud! por los varios reencuentros que en cada uno surge un nuevo juego y tenemos el placer asegurado.

Deseando verle de nuevo!

MIS RELATOS EROTICOS...
VIVENCIAS Y EXPERIENCIAS TERRENALES 






32. EL VECINO




Tal vez por las prisas que lleva a diario, su esposa siempre con cara de enfado, nunca le veía sonreír, aunque me parecía un vecino muy atractivo. Algunas veces coincidíamos en el ascensor, pero él solo me miraba a través del espejo del mismo, subíamos o bajábamos en silencio total; uno que otro cruce de miradas y nada más.




Una mañana muy temprano, alguien llamó al telefonillo de mi piso, pensé que eran los de correos que llaman a todos lados para que les abran el portal. Abrí, seguí intentando secar mi pelo, pues acababa de salir de la ducha y me disponía a hacer mi desayuno; café, tostadas, queso... La cafetera ya producía el sonido de estar a punto. Yo envuelta en una toalla que apenas cubría mis pechos y parte de mis caderas, sin sujetador aún y, menos bragas.




Esa misma persona a quien le abrí el portal pensando que eran los de correos, pues era la misma persona que estaba un minuto después frente a la puerta de mi piso y no ningún trabajador de mensajería. Miré por el huequecillo de la puerta, me sorprendí mucho al ver que era mi vecino, ese que tantas veces había visto subir y bajar en el ascensor en completo silencio. 

Solo pude abrirle la puerta y sacar mi cabeza, me dijo que tenía un inconveniente, se había dejado la llave y necesitaba sacar algo urgente, entendí que ya había pedido a alguien que le trajese una copia y que tardarían menos de una hora. Que si le dejaba estar un momento en mi piso...




Todo eso me sonaba a excusa, parecía que él no podía aguantar más el tener que vernos e imaginar cualquier cantidad de fantasías en el ascensor; debo reconocer que yo también... Que cuando íbamos subiendo o bajando, yo, le miraba sus piernas, su pantalón desde la cintura hasta los pies, el abultamiento que se hacía a la altura de la cremallera de ese pantalón, le miraba sus manos blanquecinas, su cara ovalada y brillante efecto de un buen afeitado, su olor; así, me imaginaba que algún día el ascensor iba a estar lleno de cajas y al encontrarle a él, no me quedaría más opción que ponerme muy pegadita a su cuerpo y que él me envolviera en sus brazos. Todas esas fantasías, creo que le llegaban de alguna manera a través de mis feromonas que daban vueltas cada vez que coincidíamos.








Pero ya no podía fantasear más, el vecino estaba en mi puerta pidiéndome le dejara entrar mientras me repetía la historia de las llaves olvidadas... Yo muy ansiosa le deje pasar... su mirada recorrió mi cuerpo sin escrúpulos; yo disfrutaba sintiendo su respiración entre cortada, le ofrecí un café, entró a mi pequeña cocina, el movimiento corto y estrecho al que obliga la cocina, hizo que yo rozará con él, cayó la toalla, nos envolvimos, nos besamos... 

Le quité casi toda su ropa sin pronunciar palabra alguna, estábamos cayados y ansiosos, salimos al salón con tanta prisa que su pantalón que aun reposaba al final en sus zapatos, no le dejaba caminar rápido, yo le tiraba de las manos, tanto que casi le hago caer, pues el pantalón le limitaba el paso. Reí, reí, eran nervios, emoción, mi vagina ya estaba empapada deseando que me tuviera en sus brazos.






Estuvimos en mi habitación unos cuarenta minutos o más dándonos placer, placer infinito. Él dedicó un buen tiempo a beber de mis líquidos, mientras más me estimulaba más brotaban, yo retorcía de placer; mientras, con mi pie le alcanzaba a tocar su pene, le hacía pinza entre el dedo gordo y el siguiente, sentía como cada vez su glande estaba más duro, le acariciaba sus testículos con las uñas de mis pies... Entrega total sin mediar palabra, solo nuestras miradas que parecían hablar y decir que por fin se había cumplido la fantasía del vecino que fue a buscar a la vecina con algún pretexto.




Se duchó, se vistió, la llave nunca le llegó, me dejó un detalle en la mesilla y se marchó a su casa, la cual no quedaba ni mucho menos cerca de mi piso... Días después hablamos de realizar otra fantasía, pero mi agenda ya no me permitía un nuevo mañanero. Aunque se llama José, prefiero recordarle como el vecino que un día tocó a mi puerta en Calle xxx.
















31. EL MAÑANERO




Algunas noches me duermo pensando el lo que pasará a la mañana siguiente. Muy temprano a las 6:00 hrs pongo el despertador para salir como un resorte de la cama y prepararme para un nuevo encuentro, un mañanero. De esos que tanto me gustan.


La vez más reciente con Juan, asiduo visitante de mis mañanas. Se apareció como siempre muy bien vestido de traje y no podía faltar un detalle, galletas del Starbucks para beber un café luego del encuentro. Sus manos siempre tan suaves, sus ojos que no dejan ni un minuto de mirarme. 

Me he propuesto como siempre sorprenderle con algo nuevo, no llevo medias puestas, pues lo primero que haremos será jugar con mis pies. Suavemente me deslizo por todo su cuerpo y llego hasta su pene, el cual desde la ducha ya se veía muy erecto y apuntando hacia mí. Juego con tantas ganas que no puedo dejar de estimular mi clítoris con una de mis manos, espero tener un orgasmo antes que él.


Sus abrazos y besos me llenan de emoción, veo cómo él se muerde los labios y hace gestos de resistencia para que no llegue el final, ese final que no estoy buscando pues prefiero hacer algunas cosas para ir cortando y prolongar mucho más su placer. Así entre avances y pausas que hacen que disfrutemos de manera intensa, seguimos jugando, puedo ofrecerle uno de mis juguetes para que a la vez que le masturbo con mis manos muy suavemente, él pueda jugar con las vibraciones del aquel juguete poniéndolo en mi clítoris.


Hoy quiero sentirme penetrada en posición del perrito, tengo muchas ganas de sentir sus movimientos y al final su fuerza para explotar de emociones varias. En el futón podemos disfrutar de múltiples posturas que nos van llevando al éxtasis total, el masaje lo hemos dejado para el final, Juan no puede resistir más, estamos a punto, cambiamos nuestra postura para finalizar frente a frente, mirándonos fijamente a los ojos y sintiendo la respiración muy de cerca.






30. EL GOLF


Richard, regresaba de unas largas vacaciones con su querida esposa. Un mensaje llega a mi móvil diciéndome que me quería ver al día siguiente a primera hora de la mañana. Sabiendo de sus ocupaciones le invito a pasar por mi piso a las 7.30 am. Gustosa de esperar este encuentro a primera hora de la mañana y así mismo poder iniciar mis otras actividades empresariales muy pronto.


Llega a mi piso, siempre tan bien puesto, con ropa de verano muy colorida, sonrisa de oreja a oreja que logra trasmitir madurez, experiencia, ganas y mucho morbo en pocos segundos; sus pelos cada vez más mezclados entre el rubio y las canas; le veo más delgado, su perfume el de siempre...

Mientras le ayudo a quitarse su ropa me cuenta todas las historias de sus juegos de golf, mientras yo estoy pensando en lo que viene, me preparo como siempre con lujo de detalles en mi higiene, sé que me espera un largo rato de disfrute sintiendo la boca de mi amigo Richard.... 

Me pregunto por qué tarda tanto en salir de la ducha, pero mis ganas de sentir y repetir lo de otras veces me hace ir a la ducha de prisa y meterme en la bañera junto a él, enjabono todo mi cuerpo, nos rozamos, nos besamos intensamente, sus dedos rondan mis partes bajas, cuando de repente noto que se ha puesto de rodillas metiendo su cara entre mis glúteos, pasando su lengua por todo el camino de arriba a abajo con gran intensidad, puedo sentir dos tercios de su lengua dentro de mi ano, mientras con la alcachofa riego de manera sutil mi clitoris, sensaciones ricas y plácidas pasan por todo mi cuerpo.








29 .UN SERVICIO TÉCNICO
Le esperé con un vestido negro ceñido a mi cuerpo, tacón alto, sin bragas ni sujetador, mis labios pintados de color rojo carmín, pelo recogido en una coleta. Todo listo en el salón: futón, manta limpia, velas con olores, música relajante e incienso olor sándalo. Dejé lista en la cajita de mis juguetes eróticos unas medias que ya no usaba, les daría otra función en el encuentro.


Él chico era alto, de unos 45 años, despeinado, su cara se veía sudorosa, zapatos marca Reebook blancos pero algo mugrosos, su camiseta parecía sucia, no me lo explicaba, pues serían las 11 de la mañana de un día sábado en el piso de Capitan Haya, le pude ver su cara a través del video portero que tenía en aquel piso, me parecía muy extraño, pues al fijar la cita noté en él una persona correcta, todo lo de la higiene y demás detalles creo que quedaron claros. Parecía simpático.


La situación fue que llegó se desvistió se duchó muy bien y muy rápidamente me enteré de que venía de hacer una mudanza a un familiar y que su trabajo tenía que ver con el servicio técnico de telefonía…automáticamente vino a mi mente la fantasía que he tenido del técnico que me visita para hacer la nueva instalación de la fibra, o el traslado de línea por cambio de domicilio, en fin. La fantasía estaba latente y a punto de hacerse realidad.


Si él se dejara llevar y sin haber planeado nada, me olvidé de las medias que había dejado en la caja de mis juguetes, le pregunté si podría ayudarme con un problemilla que tenía con el aire acondicionado, ya se, ya se, poco o nada tiene que ver la telefonía con el aire acondicionado y no es necesario meter conocimiento de mi ingeniería para tener esa diferencia clara. Lo que sí pude fue llevarle a mi habitación y hacerle escuchar un ruido que molestaba mucho en los ductos del aire, los dos desnudos intentando percibir ese ruido, yo en mi mente, imaginaba al técnico de mantenimiento que había llegado a mi piso. 


Fui a la cocina por un destornillador que él me pidió, el destornillador tenía un mango largo y grueso, del kit de Ikea, estaba nuevo. No salí de la cocina porque él me siguió y muy rápidamente me alzó en sus brazos, me sentó en la barra de la cocina; era cocina tipo americana, comenzó a chuparme uno a uno los dedos de mis pies, mientras, me rozaba la entrepierna con su pene muy erecto, goteaba en el suelo el lubricante que salía de su glande; eso me daba mucho morbo… la intensidad con la que chupaba cada uno de los dedos de mis pies me llegaba hasta lo más profundo de mi interior, de mi vulva, de mi clítoris.


Podía sentir como palpitaba mi clítoris, mi vagina se contraía pidiendo más. Como pude alcancé un preservativo de los que suelo tener en diferentes lugares de mi piso,  por si algo sucede… puse el preservativo al mango del destornillador y, mientras él me chupaba los deditos yo me masturbaba con esa herramienta que antes nunca había usado para tal fin, pero fue muy placentero darle otro uso. Fue cuestión de poco tiempo y no tardé en correrme de manera intensa y gratificante.


Su pene iba a reventar, volvimos al salón, hablamos del ruido del ducto, le hice sentar en el sillón, me arrodillé frente a él y comenzamos a jugar con mis pechos, lento, suave, rápido, más rápido hasta que no aguantó más y explotó en mis pechos… ahí no acabó todo, pues más excitada me encontraba de verle y pensar en el técnico que vino a hacerme el mantenimiento.


Recordaba una ocasión en que el técnico de la línea telefónica estaba haciendo el trabajo en mi piso, yo entraba y salía de la cocina con un pantaloncito corto, notaba cómo él me miraba, yo estaba mojada imaginando cosas que podrían suceder. 

Llamaba a la calma, pues la oficina de esa empresa de teléfonos quedaba a pocos metros de mi piso y seguro me verían pasar por ahí, pero las fantasías se hacían más fuertes, fui al baño y me comencé a tocar, quité la alcachofa de la ducha y me puse el chorro directo del agua templada…orgasmo delicioso. Mientras, el técnico estaba por ahí revisando las entradas de cables, este nos e enteró de nada, eso creo… yo sí disfruté en la ducha y sola.


Volví donde el técnico, el real, el de la empresa de teléfonos, le ofrecí un café, una infusión, agua, dime que te apetece, mientras me miraba de arriba abajo con deseo pero con respeto… yo en mi mente decía, “déjalo y te invito a la ducha”, pero no fui capaz de decirlo con mis palabras, me aguanté aunque a veces que lo recuerdo lo lamento.


Por ello, en ese momento, el de la cita, el de los tenis Reebok, se alimentó en mí ese deseo y quise seguir con los juegos, le invité a la ducha, su miembro respondió en el mismo lapso de tiempo en el que yo recordaba al técnico de la empresa de teléfonos … 

lo llevé a la ducha, le cogí su pene fuertemente mientras él me acariciaba el pelo y me seguía para entrar en la ducha, nos rozamos, nos tocamos, tomé otro preservativo dispuesto en la ducha, por si algo pasara… 

así es, mi piso está minado, minado de protección, por si algo pasa en cualquier lugar del piso. Gozamos, la postura de pie maravillosa, yo dándole la espalda, con la ducha caliente mojándonos y jugando al vaivén del movimiento de nuestros cuerpos… exhaustos quedamos.
Fantasía cumplida, aunque sigue en mi mente las ganas de que un día llegue un servicio técnico y pasen cosas…





 

28. TE LLEVAS MI OLOR

Una mañana de estas, muy tempranito he quedado con el chico de la bufanda Roja. Estatura media, complexión "bien alimentado" y seguro que muchas cañas en sus ratos de diversión. Boca, manos, cuerpo, todo limpio, muy limpio. Toma una ducha aunque dice que viene duchado de su casa, sale y se esmera en secarse bien, ... cómo me encanta, que no sea de las personas que salen mojando el tatami y las esterillas de bambú con una notable desconsideración, creo por no perder dos minutos. Todo ese cuidado será compensado por mí en tiempo extra, en no mirar el reloj, pues suelo visualizar y organizar mi día contando desde las 7:00 hrs a las 21:00 hrs. lo cual me dá una amplia franja de horas/ 14, si mal no estoy. Pero que dentro de esas 14 horas disponibles, solamente suelo acordar como máximo 4 citas, sea en bloque de la mañana o media tarde, o también tarde-noche. Me tomo mis tiempos de descanso, de leer, de prepararme para cada encuentro con todo el mimo y cuidado que merece quien viene a verme. 

Y sí, cuando el chico de la bufanda roja sale de la ducha, ya han pasado casi diez minutos desde que había llegado, cosa que no me preocupa, porque siento que será del tipo de personas que hacen que el tiempo se congele, que se disfrute sin mirar el tic-tac del reloj. Le recibo en el intermedio del pasillo, en el salón de atención, antes de volver al otro salón donde están el tatami y camilla. Hace un poco de frío en esta mañana de primeros días de invierno, por lo cual le invito a un café. Pregunto si lo quiere ya mismo o al final del masaje... él elige que sea ahora mismo. 

Disfrutamos de un delicioso café recién preparado, sentados frente a frente en la sillas del salón. comemos algo de galletitas, acaricio sus hombros, él mis rodillas, nos vamos acercando un poco más y de repente olvidamos que ibamos a hacer un masaje. Eso me gusta mucho, que suceda lo que nuestros cuerpos busquen, que haya ese fluir de deseos y picaresca. Me siento sobre sus piernas, el café ya fue pasado, ahora disfrutamos de besos y dulces caricias al vaiven de la silla, nos rozamos, nos volvemos a rozar, yo tengo puestas unas mallas y camiseta de tirantes,  a petición suya, que me había preguntado cómo es mi vestuario en el otro tipo de terapias que ofrezco y esa fue su petición, le recibí tal como atiendo en otro tipo de citas de tipo terapias orientales. 

Sigo rozando mi cuerpo sobre el suyo. Pasamos al otro salón... dejamos su toalla caer, me quito mis mallas y blusita de tirantas, él comienza a ponerme aceite de masajes por toda mi espalda, piernas, glúteos... masajea suavemente y a la vez va pasando su lengua por todo lugar que quiere, no deja nada para otro día. Yo dispuesta a seguir disfrutando me entrego y me dejo llevar de él, y pienso para mis adentros, mira que él venía a un masaje... pero es de este tipo de hombres sabios, sexuales, eróticos y dadores de placer, que saben que dando placer recibirán el doble por su labor de atenciones previas a una mujer.

Tengo espasmos, euforia y una gran sonrisa, me ha hecho vibrar de emociones varias con su delicada lengua, ahora me toca a mí continuar con el baile de placeres. Le digo que se ponga boca abajo, esta vez no quiero usar aceites para él, quiero usar mis fluidos, pues noto que hay lo suficiente y habrá seguido de este orgasmo como para deslizarme por toda su espalda. Me subo en él y descanso mis nalgas en su espalda, toco mi vagina, voy mojando todo su centro a la vez que deslizo sobre él, llego hasta sus glúteos, los lamo, retorno deslizandome hasta su cuello, le he mojado toda su espalda con mis líquidos, doy medio giro, y en posición de cuclillas, me acerco a su oído, me masturbo intensamente, hay chasquidos, hay mucha excitación, sigo y sigo... ufff tengo un orgasmo fantástico.

Él se dá la vuelta con su pene totalmente erecto, yo que aun tengo temblores, comienzo a lamerle todo su pecho, brazos, chupo los dedos de sus manos, cómo me encantan unas manos bien cuidadas, bajo a su zona genital y comienzo a rozar su pene por mi cara, cuello y pechos... intensamente me puedo deslizar y siento como sus venas están a punto de explotar, su glande cada vez más brillante, puedo tocar mis pezones erectos con su glande y la sensación es divina, sigo con el juego de manos hasta que el chico de la bufanda roja no puede más y me dice, perdón pero voy a gritar! oh!. vaya grito. 

Con todo esto ha pasado más de la hora, no me preocupa el reloj, me preocupa terminar un encuentro tan o más a gusto de quien me visita, nos abrazamos tumbados, comienzo a hacer par de preguntar para buscar tema de conversación, receptivo, responde, sabe entablar una conversación y mantenerla interesante, hablamos cosillas, nos reímos y es en ese momento cuando siento y pienso, apenas una hora y hay tanta complicidad y entendimiento que parece que nos conocemos de hace muchísimo tiempo; le invito a la ducha, ante lo cual me responde: "me llevo tu olor, porque me traerá recuerdos de tantas sensaciones en tan poco tiempo". pienso, ¿será de la línea de Gwyneth Paltrow? Se lleva el olor de mi vagina! Bien, entonces le ofrezco agua, que sí que la necesitamos. Un par de besitos y hasta la próxima.












 

27. COMO ADOLESCENTES ASMR

Acordamos cita definiendo algunos detalles y peticiones especiales; no era la primer vez que quedabamos, ya sería la cuarta o quinta vez. 

Eligiendo alguna de las prácticas que tengo descritas en este blog, en la sección "tantra y más"... del "sexionario" acordamos además del masaje relajante y preliminares de nivel tierno y amoroso, avanzar con un juego que consistía en rozarnos con nuestra ropa interior puesta. 

Primero de pie, abrazados, besos intensos y suaves, mi pelvis cerca de la suya, movimientos circulares y un poco de sube y baja, sintíendo su dureza y notando que bajaban mis primeros líquidos lubricantes a esa hora de la mañana, a las 8:00 am. cita acordada con mucha antelación, cita en la cual por no vivir en el mismo centro de terapias, prefiero tomar mi coche desde dos horas antes, llegar tranquilamente, calentar el lugar; porque es inicio de invierno, darme una ducha en profundidad, enjabonarme y darme unas primeras caricias con mis deditos deslizantes, mi pelo húmedo, higiene total y poco o nada de maquillaje. Boca refrescante, aliento que invita a ser devorado. 

Han pasado casi dos horas desde que salí de casa, con la oscuridad que llama al erotismo, con los deseos vivos de una noche en la cual pensaba de lo que sería el día siguiente. 

Él, muy puntual, limpio, pelito bien recortado, sin barba, sin olores a tabaco, sonrisa y boca que me invitan a besarle. Sus manos delicadamente cuidadas. Esas manos que comienzan a acariciar mi espalda, a recorrer cada milímetro de mi cuerpo, susurros, abrazos y muchos besos. Su zona genital cada vez más caliente al igual que la mía, nos permitimos seguir muy juntitos y danzar, dejar que nuestros cuerpos busquen ese ritmo de roce e intensidad que me hace recordar mis épocas de adolescente, en donde con rozar con ese chico que me atraía, ya podía sentir cosas, emociones y cortes de respiración. 

Llega a mi memoria esos momentos de intensidad de mis primeros roces genitales, sin ser tocamientos de manos o coito puramente dicho, pero que en esos momentos están arraigadas fuertemente las escenas de deseo, de mojar mis braguitas, de contener el temblor de mis piernas... y así. dejándome al abandono de ese danzar, llegamos a un orgasmo casi simultáneo; orgasmo lleno de intensidad en el cual no nos queda más que tumbarnos y seguir abrazados.. 

Apenas van siendo las 8:35 de la mañana, un poco de conversación, caricias de parte y parte, excitación. En ese momento se baja a lamer mi entrepierna, deseo que me lama mi vagina, vacila y pasa por los lados, lo cual hace que más lo desee. Me propone algo que hace unos años, me hubiese parecido un acto de máxima desconfianza hacia mí, si alguien de buenas a primeras me dice que quiere lamerme a través de un papel film. Pero, no. No me parece un acto de máxima desconfianza, por mi forma de ser y de protegerme, además me parece algo correcto si los dos estamos de acuerdo, y así fue. 

Lo que no me esperaba es que con ese comenzar a lamerme con el papel film, vendría a mi cabeza otro recuerdo placentero, esas cosas que producen placer y estímulo, que entran por nuestros sentidos. ¿cuál placer con el sonido? sí, el sonido que produce el lamerme así, el calor de su boca, el deslizar su boca entre el film y los líquidos que brotaban de manera abundante. Recordaba un canal que sigo, que justamente es de esos "soniditos" de cosillas que nos despiertan pasiones y que se salen de la rutina normal de un masaje o encuentro soso, mecánico y con libreto.



Pues el sonido de su boca sobre mi vagina, me trajo al recuerdo de sonidos de tipo "tapping, scratching" sonidos basados en ASMR. Ya lo buscaréis si os llama la atención y comprenderéis del porqué me conectó con mis oídos, sensación, calor, sonido y textura... una bomba! Emocionante orgasmo, cosquilleo profundo, intensidad y euforia por saber que cada día podemos aprender, probar y conocernos un poco más... más allá de lo meramente genital "pene dentro de vagina", comprender, disfrutar y prolongar el placer a través de sensaciones que van de pies a cabeza y siguen el torrente sanguíneo. Una barbaridad! 





 

26. UN BONITO REENCUENTRO


Entre mis ires y venires, que nada tienen que ver con el hartazgo, sino más bien con el desarrollo de algún proyecto, proyecto que puede ser una gran o pequeña inversión o un viaje soñado, como los muchos que ya he podido cumplir en estos 8 años de vida en un nuevo continente. 


Y justamente sobre mis ires y venires, he conocido gente maravillosa, gente grandiosa, gente que te deja un tatuaje en la piel invisible para los demás pero que en mi mente siempre ha estado. Esos ires y venires que me dan vidilla, que me gustan, porque me declaro una apasionada del erotismo, de la sensualidad, del goce, del disfrute sin ataduras y sin prejuicios.

En esos ires y venires, un día cualquiera como el de hoy, me ha visitado el "Chema" amigo de tiempos atrás, amigo de hace varios años, pero que según de sus propias palabras, "yo no me he perdido", "fuiste tú quien desapareció" y es cierto. puedo estar como puedo no estar en cualquier momento. Casi sin dejar rastro, solo el rastro que pueda dejar en cada uno de vosotros y que al leerme pueda "atinar" y decir: (vaya!, creo que es la misma persona que conocí de tiempo xx cualquier tiempo) y justamente ese rastro que pueda dejar en cada uno de vosotros es lo que me hace concluir que no es necesario siempre estar en el "top ten" de la chica de moda. Me basta y me complace y me es suficiente y excitante, poder volver a ver a uno de los viejos amigos, viejos en sentido de años atrás, no de edad. 

Y precisamente, eso me ha pasado un día cualquiera como el de hoy... ha venido Chema, mi amigo, ese amigo que con solo mirarme me dice además de desearme corpóreamente, me dice que me desea como ser humano, como mujer, madre, amante y amiga... que nos damos un abrazo de saludo, después de casi cuatro años sin tener noticias uno del otro, pero que con solo mirarnos fijamente, ya se predice un gran encuentro.

Pasa a la ducha, yo le espero un poco nerviosa en el gran salón "placer", nos damos muchos besos, muchos abrazos, masaje, novedades en cuanto a los masajes, conversaciones entre medias, más abrazos, miradas profundas y deseosas, caricias infinitas, juegos y más juegos... baño "literalmente baño" con mis nuevos productos naturales (que no son aceite, sino geles naturales con algas y preparados por mí misma con mucho mimo y pensamientos de goce).

Más juegos, más besos... me recuerda lo dulces que son sus labios tanto en mi boca como en mis partes íntimas... puedo además de recordar excelentes emociones, volver a vivirlas y un orgásmo de esos que tienen sentimiento a emoción y a recuerdo. 

Luego, protección, claro! pero me recuerda que nunca antes hemos tenido una compenetración tan intensa, vamos; penetración "follar" hacer el amor, o dejar que nuestras emociones tomen forma más en profundidad. Y así es... un baile de sensaciones, de caricias y emociones. No querer que finalice la noche y marcharnos, porque debo entregar mi sitio a la otra parte del negocio, el negocio más formal y de cara al público, que hasta eso me produce morbo y emoción. Una despedida con par de "picos" picos= besitos. Miradas y una promesa de no tardar otros tres o cuatro años en un reencuentro. 


De camino a casa, conduciendo por los atascos normales de Madrid, pongo música a tope, acaricio mis brazos en una parada de semáforo; y sigo recordando un poco de esas sensaciones de completitud y no sólo de placer de momento.


Es que un reencuentro así, se siente como si el tiempo no hubiese pasado, como si hubiesemos estado de viaje... en un viaje de placer en otras tierras o en otros deseos, Pero que en el momento se aviva la llama del deseo, del sentir y del placer... pero no es sólo eso, un abrazo, una charla, un compartir, un actualizarnos de nuestras vidas viene bien y alimenta no solo las partes bajas sino todo el cuerpecito.







 
25. ORGASMOS DE MI PIEL

En mi lista de masajes de tipo tantra, tengo los que se llaman tantra classic, en la práctica y en cada una de las citas, suele darse una combinación de dos o tres tipos de ese masaje. Es decir, un inicio ritual con abrazos, agudización de los sentidos, olfato, tacto, besos suaves e intensos y posteriormente una parte de masaje entre relajante y erótico. 

Con algunos de vosotros he podido experimentar algo especial en cuanto al sentir una emoción intensa, una emoción que suele ir en aumento, un estremecer de todo mi cuerpo, un sentir que cada uno de mis pelillos de las piernas, brazos, espalda y en general todo mi cuerpo se ponen erizados; es ese sentir que yo le llamo los orgasmos de mi piel. 

En estos encuentros en donde todo está dispuesto con velas, incienso, luz tenue, aromaterapia, vestuario ligero y por supuesto la higiene de ambos al 100%, se despiertan los deseos más profundos de querer sentir unas manos que saben acariciar cada centímetro de mi piel, ese tipo de caricias que no olvidan la entrepierna, la espalda, el cuello, las orejillas, un roce en la mejillas, una caricia en el contorno de la cabeza, un beso en la frente, un provocar y estimular mediante el baile de la piel.

En las últimas semanas puedo contar unas cinco o seis citas con alguien que me ha hecho pensar en los orgasmos de mi piel. Es una cita con un hombre elegante, alto, deportista de aficción más no de profesión, de higiene impoluta, una cita a las 8:00 am. en el mayor de los casos. La cita con Jaimes, me hace pensar horas antes y días antes en que será un gran encuentro, encuentro cargado de espasmos, de emoción y de un disfrutar de mi piel centímetro a centímetro.

¿Cómo lo hacemos? me pregunto. Jaimes desde el inicio me pidió solamente un juego con mis manos, uñas y caricias, poco a poco fui notando que lo que yo hacía con él, él también lo hacía conmigo... se toma su tiempo para dedicarlo a mí, yo lo disfruto, lo disfruto al máximo, porque sé que en pocos minutos voy a tener esa sensación especial que no está ligada ni al clítoris, ni a la vagina, ni a una penetración profunda; sino que será un huracán que recorrerá mi piel en pocos, poquísimos segundos, pero que bastarán para llenarme de euforia, de gozo, de alegría y hasta risas que siento salen de mí sin control; es ese orgasmo de mi piel, esa emoción que hace que mis ojos tengan un brillo especial durante todo el día.

Curiosamente sin que él toque mi clítoris o todo el contorno de mi vagina, luego de sentir ese orgasmo de mi piel, puedo notar mi vagina mucho más húmeda, noto que palpita, paso mi mano por ahí y puedo sentir lo mojada que estoy, noto también como mi clítoris se ha agrandado, está muy sensible ante cualquier roce, por lo cual aprovecho para continuar con el goce, pongo mis pechos cerca de la boca de jaimes y mientras me toco con un dedito en la parte externa del clítoris para tener otro orgasmo de larga duración...


Despierta toda la sensualidad que no se aprende en ninguna academia, sino que brota de mi interior, de la mezcla de los pensamientos, experiencias, fantasías y hasta de mi carácter. Esa sensualidad que nos hace ser diferentes en la expresión de nuestros deseos, miradas y hasta de la belleza física. Cosas que me encantan de mi tiempo compartido con vosotros. Saber que estamos vivos, que sentimos que estamos para disfrutar y explorar cada rincón de nuestro cuerpo. 









 

24. DE LO MÁS CERCANO

En este relato voy a comentaros sobre un tipo de cita que particularmente me encanta, ya veréis el por qué del título "De lo más cercano". Para ello tomo la experiencia más reciente con un visitante llamado "Pablo, el de las casas de apuestas y loterias del estado".

Pablo me había escrito un email rajastanmadrid@gmail.com, comentándome cosas que le apetecería sentir en un encuentro conmigo, cosas que él habia leído sobre mí de las cuales sacaba algunas para intentar hacerlas nuestras cuando se diera el encuentro esperado. 

Pablo, recibió mi respuesta por email, en esa respuesta le pedía excusas por estar ausente durante unos días, sin embargo le daba señales de cuándo y cómo podría ser nuestro encuentro, a la vez que le pedía me llamase para acordar la cita. Cita acordada en una mañana de este intenso verano.

Llega Pablo a mi centro de terapias, chico de unos 48 años, de mirada profunda, sonrisa cálida y vestimenta veraniega, propia de un señor que viene de su oficina. 

Toma la ducha con todo lo necesario para una buena higiene, nos damos un abrazo intenso y vienen los primeros besos, esos besos en los que nuestros sentidos se ponen en modo alerta, tanto el gusto, como el tacto, visión y olfato en calidad de receptores y emisores de señales de ternura. Los oidos apenas atentos a unos primeros susurros.

Pablo se dispone en el tatami en posición decúbito prono, es decir, boca abajo. Deja que mis manos recorran su cuerpo, le siento muy relajado y tranquilo, de esas personas que en principio se dejan hacer, que no está moviendo sus manos como queriendo pillar lo que se mueva por ahí cerca. Le veo disfrutar, al igual que noto como su piel se eriza con el paso de mis pecho por toda su espalda, también noto que su respiración tiene pequeños cortes y profundos suspiros.

Pablo se da vuelta en posición decúbito supino, lanza unas miradas llenas de pasión y sensación de cercanía, de conexión. Nada más unos segundos y se lanza a mi vulva, yo ya tumbada en posición boca arriba, puedo sentir su boca muy caliente, su lengua recorre mi clítoris de arriba a abajo con tal ritmo que voy sintiendo unas primeras contracciones. Él muy dedicado solamente a mi clítoris con su boca mientras que sus manos están acariciando mis piernas, así está durante un buen tiempo, noto que voy a tener un orgasmo e intento no ser muy expresiva, pues quiero controlarlo y alargarlo, tomo aire, respiro hondo y profundo, puedo sentir mucho más el cosquilleo por mi zona pélvica, siento muchísimo placer, sigo disfrutando por unos minutos más hasta que realmente noto un orgasmo intenso, un orgasmo que me hace ver las estrellas de colores, de esos orgasmos que mueven todos mis fluidos, en los cuales noto una lágrima acompañada de congestión nasal, la cual no tarda en despejarse en cuestión de tres segundos. Bonita forma de hacer sentir placer del señor Pablo.

Muy a gusto me quedo pensando en que no necesitó de introducir sus dedos en mi vagina a la vez que me lamía mi vulva, pues menos es más. Pienso en que sabe estimular, porque cuando a la vez me introducen los dedos y me lamen, la verdad es que mi orgasmo se despista y termina en un camino sin salida. 

Otra cosa es cuando después de haber tenido este maravillo orgasmo, y me pongo de rodillas a darle un fuerte abrazo, casi con mis piernas temblando; Pablo toma sus dos deditos más finos y los agita muy rápidamente en mi vagina,!Premio! consigue que seguido del orgasmo tenga un squirting, el cual deja rastro en toda su mano y antebrazo.

Ahora me dedico a él, me dedico con sumo cuidado y delicadeza, comienzo a rozar su pene por mis mejillas, cuello y pechos, me deslizo con un poco de aceite y acaricio su glande, el cuerpo entero de su pene, sus testículos, que me dice son muy sensibles, apenas lo puedo tocar...estamos jugando durante un buen rato, hasta que él también logra ver las estrellas.

Muy cercano, terminamos tumbados mirándonos, abrazándonos, y conversando de cosas de la vida, siento su cercanía y confianza nada más con la primer visita, siento mientras hablamos, sus manos recorriendo mi espalda con unas caricias muy placenteras; casi quedo rendida en sus brazos, casi me duermo del estado de relax que tengo.

Deseando volverle a ver...








 




23. UN DIA EN EL CINE ...VERDI 



Hombre muy apuesto, elegante y siempre tan caballeroso con quién he compartido múltiples encuentros. Esos encuentros en los que mucho antes de vernos cara a cara, los hemos ido perfilando, alimentando de fantasías, escuchándonos y sintiéndonos aún en la distancia. 


Encuentros que resultan ser una bomba de emociones, porque siempre y con mucha antelación hacemos que la pasión se mantenga ahí latente a la espera del momento acordado. 


Esta vivencia que os comparto hoy está descrita de acuerdo a citas antiguas, por llamarlo así y una mezcla de sensaciones de lo que siendo una fantasía en la mañana, terminó siendo una realidad en la tarde. 


Una mañana de estos días, me encontraba en mi casa, en compañía de una gran amiga que venía por el descanso de varios festivos y que quería salir un poco de la oscuridad que ofrecen los cielos británicos. Justamente nos disponíamos a salir de paseo para ver una película de las más recientes de Almodóvar... 


Recibí un mensaje de mi amigo "Besos de Miel", un saludo cordial y discreto como suele ser siempre, luego intercambio de muchos mensajes y un par de fotos que deseé compartirle; mientras le comentaba que me disponía a ir al cine con mi amiga que estaba de visita por unos días, amiga que nada tiene que ver con el mundillo de las sensaciones del placer y los masajes. 


Despertó en mí una intensa fantasía cuando mi amigo me dice, que quiere ir al cine, a la misma hora y función; oh! una mezcla de nervios y morbo se apoderaban de mí. Mientras mi amiga ponía dos copas de vino a la mesa para comer antes de salir al cine. 


Entre mensaje y mensaje, ocultando a mi amiga lo que yo estaba pensando y sientiendo, recordaba sus besos, húmedos, suaves, lentos y llenos de pasión; venía a mi mente sus manos de cada uno de nuestros encuentros... esas manos limpias, uñas consideradas para poder acariciar sin hacer daño, suavidad de sus manos que saben recorrer cada parte de mi cuerpo; comencé a pensar en que el encuentro en el cine podría ser posible. 


Pero un momento. ¿Cómo diablos voy a tocarle? ¿cómo dejaré que él me acaricie?, si estoy con mi amiga sentadas en butacas contiguas; vaya por Dios! que la mesa ya está servida y yo sigo en la cocina con el móvil en la mano, respondiendo mensajes de dicha fantasía que se estaba gestando, mis manos temblorosas y mi amiga ya sentada a la mesa, afortunadamente contemplando la terraza, las plantas que están en flor y dándole una que otra caricia a mi gato "Pepe". 


Me dice, vén que ya está todo puesto para comer, trae, trae tu móvil y nos hacemos un par de fotos! Voy, voy, le respondo, mientras le escribo a "besos de miel" por favor no me escribas más que vamos a hacer fotos con este móvil... 


Pasan los minutos, comemos de manera apresurada, el tiempo se nos está yendo, todo parece ir muy rápido; mientras, en mi cabeza todo va aún más rápido. Pienso en lo delicioso que sería vivir esa fantasía en el cine, disfruto de la copa de vino al terminar la comida, me dispongo a tomar mis cosas personales y salimos en el coche, fácil llegada al centro de Madrid, por ser estas fechas. 


sorpresa cuando leo unos cuantos mensajes de whatsapp, como respuesta al último que le envié antes de ponerme a comer; de mi parte la había dicho que si quería ir al cine, lo hiciera, que sería delicioso vivir una fantasía de ese tipo, además pude escribirle que en ese momento sentía toda su pasión, su forma de estimular mi clítoris como tantas veces lo ha hecho de manera muy sutíl e intensa a la vez, que sus abrazos me encantan... Pero el último mensaje que yo le puse fue. Olvídalo! sería una locura total hacer esto con una amiga al lado; me muero de los nervios. Olvídalo, no lo hagas! 


Sorpresa, el mensaje que pude leer antes de entrar al cine fue: "he comprado la silla contigua a las vuestras", no haré nada que tú no quieras hacer. Estaré sentado como cualquier asistente al cine. Pero ya sabes que estaré a tu lado. 


Me llené de emoción, fue una explosión de sensaciones, de morbo, de un no sé qué... Mi amiga me preguntó si yo estaba bien, a lo que respondí que perfectamente bien. Pasamos, nos sentamos y a mi lado no había nadie, nadie,... pensé que estaba bromeando. 


Se apagan las luces y comienza la película, a los pocos minutos llega él, "besos de miel"; se sienta a mi lado, lleva una chaqueta bastante grande o larga, para mejor descripción. Siento su perfume, veo sus piernas en penúmbra antes de que se siente, su espalda, sus manos deliciosas. 
Se le cae su móvil, o más bien, lo dejó caer a propósito hacia mi espacio. 


Muy amablemente lo recojo, y le hablo en voz baja... diciéndole. "Aquí está su móvil". Gracias, de nada. De esta forma ya hubo un primer contacto. Lo demás, pasaron largos pero muy largos minutos y no había señas de nada. Yo notaba mi respiración agitada en algunos momentos, en otros entrecortada. 


Pero él seguía inerte, tanto que llegué a pensar que aquel hombre era fruto de mis fantasías y que todos los whatsapps de la mañana eran invención mía. Pensé que todo era imaginación, y me atreví a mirarle más a la cara. Oh! pude comprobar que sí, que era él. Pero por qué no hacía nada? 
Pensé por unos instantes, que lo caballero que suele ser además de respetuoso, no le permitiría hacer nada. 


Entonces casi a mitad de la película, tomé la iniciativa poniendo mi bolso más cerca de mi pierna y pecho derecho; logré sacar mi mano y tocarle muy suavemente su pierna. Dejé mi mano posada en su pierna por unos minutos... no me atrevía a regresarla hacia mí. Noté como mi mano iba subiendo de temperatura, comencé a mover muy cortito mis dedos, la yema de mis dedos, en forma circular, recta, imaginaba tocarle todo su cuerpo... él puso su chaqueta sobre sus piernas. 


tomó mi mano, acarició mi mano de arriba a abajo, en ese momento sentía la energía, la emoción contenida, la pasión, daba gusto sentir todo aquello como si adolescentes fuesemos. volví mi mano hacia mí, crucé las piernas, permití que me tocara sobre las ropas, mi amiga no se enteraba de nada, pues mientras él me tocaba muy sutilmente, yo comentaba la película con ella... "joder!, por qué siempre tienen que poner a la chacha en las películas, una mujer de origen humilde, latina?" No pueden haber empleadas de hogar de otros orígenes?. 


Besos de miel, acariciaba mis caderas, mi espalda. Puedo sentir mucha emoción, mucho erotismo, sentir sus dedos, el calor de su gran mano, aquí no hay una masturbación como podría pensarse, no, no. En este encuentro hay más que eso, está presente la imaginación y el sentir por encima del contacto físico. 


Momentos de mucho placer, termina la película, cada uno con sus manos en sus propios cuerpos... se le cae de nuevo el móvil, o lo deja caer a propósito; y ya es mi amiga la que lo toma y se lo encuentra, sonrien, nos pide disculpas, dice ser torpe con el móvil siempre. 


Salimos y al salir, vuelve a pedirnos disculpas, dice que cree habernos importunado. Le decimos que no, que tranquilo, disculpado estás. Nos invita a un café y aceptamos. Miradas van y vienen entre nosotros, pero hacemos como si no nos conociéramos. Una fantasía en toda regla. Luego de camino a casa, mientras voy conduciendo, me dice mi amiga... vaya hombre más guapo! está para hacer un trío. Plop! sin palabras me quedo. 


Deseando una nueva! 









 

22. HALLOWEEN 2018 DE LAS SALIDAS A UN CLUB DE INTERCAMBIO. 




Quede con un amigo para la fiesta de disfraces en un sitio de estos de intercambio, efectivamente nos pusimos de acuerdo en cómo ir vestidos, o casi vestidos; él con un vaquero, sombrero de color negro y camisa blanca, no sé dónde se consiguió un barba postiza que le quedaba bien y por supuesto cambiaba por completo su cara de diario. 


Yo opté por ir sencilla, tacones no muy altos, mallas de color negro, camisa blanca y un antifaz negro con plumitas que parecían pestañas grandes. Llegamos muy tempranito al sitio, pues la mayor parte de gente comenzó a aparecer tipo media noche, mientras que nosotros a las 10.30 ya estabamos ahí plantados, aprovechando los canapés y todo lo que se podía beber, yo cero alcohol, para no perder los papeles. 


El sitio pintaba muy bien, con un mini jacuzzi, zonas semioscuras, sitio privado, pasillos, mazmorras, sitio con sofás grandes, etc. 


Iban llegando chicas y chicos guapos y otros no tanto, pero con ese morbo que puede dar ver a una pareja irse tocando y besando, más cuando en la mayor parte no se veían sus rostros de manera clara, porque tenían un antifaz o porque llevaban algo de pinturas. Mi objetivo era disfrutar de todo lo que se pudiera ver, en plan fisgón, y gran parte de ello se cumplió. 


Hace muchos años fui a un sitio de estos, pero el rollo fue tan diferente, que no me imaginaba que en esta ocasión me lo iba a pasar tan, pero tan, pero tan espectacular. 
Y sí señores y señoras, yo voy con tres mandamientos: manitas limpias, cuidado con las manos y no te dejes meter mano. Parece egoísta, pero así es, no dejo que me toquen mis partes íntimas, excepto un poco y con mis ropas puestas. 


Lo que he visto es que a la gente le salen manos de donde no tiene, (un poco agraciado) pero así es, parecen pulpos. 
Mi amigo va en plan tranquilo, no iba a tener sexo con nadie, excepto conmigo (así me lo creo), y ese día acordamos que allá nada de nada, sino cuando estuvieramos fuera en otro sitio más adecuado para estar en confianza por higiene e intimidad. 


Así las cosas, me di rienda suelta a ver todo lo que pude ver, y no sólo ver, porque cuando menos pensé tenía un pene en cada mano, y yo semi sentada en un sofá en posición seiza, masturbando a dos chicos de unos 40 y 50 años; costaba un poco sincronizarme, entre mi mano izquierda y derecha y las formas de sus penes, cada uno diferente; el de la izquierda algo corto y muy grueso, mientras que el de la derecha bastante largo y finito, con una curvatura al final antes del glande. 


En unos diez minutos pude hacer unos jueguecillos con mis manos, y dedicarle a cada uno lo que merecían. Porque no se trataba de masturbarles a lo loco, me daban ganas de acariciarles suavemente y usando mis dos manos, mis deditos y casi recorriendo sus penes por mi antebrazo de manera muy sutíl, alternando entre uno y otro; mientras ellos tenían a dos chicas, sus parejas (según dijeron al final) las cuales les estaban dando besitos y los cuatro casi espectadores ante lo que yo les hacía en sus miembros. 


Muy agradables sensaciones, sentir sus movimientos y cada vez sus miembros a punto de estallar, sus huevecillos también tuvieron atenciones de mi parte, mientras que yo en posición seiza, aprovechaba la cercanía de mis talones para montar sobre ellos un poco de mi clítoris, y así entre meneo y meneo, me fui masturbando también, tan delicioso que cuando el de la derecha exploto, el de la izquierda lo hizo casi a la vez, y yo pude disfrutar de un intenso orgásmo por todo ese placer compartido. sus parejas terminaron dándose besos entre ellas, y ellos muertos de placer. 


Mi amigo estaba puestecito en la esquina de esa pequeña sala, y solo se tocaba un poco sus partes, sé que eso le gustaba así que vamos a seguir dando placer y disfrutando que la noche era larga. 


En los pasillos pude ver y tener muchísima excitación por lo que iba pasando, faltaban ojos para estar en cada espacio y cada rincón, pues lo que ahí estaba ocurriendo era bastante placentero con solo verlo unos instantes, lo cual estaba alimentado por el morbo de saber que más adelante o al lado habían otras escenas igual o más calientes para disfrutar. 


Mientras mirábamos, yo aprovechaba para poner mi trasero a salvo y en calor con el cuerpo de mi amigo que muy firme se mantenía durante todo ese tiempo, nos rozamos, besamos, jugamos y provocamos a una pareja que estaba al lado nuestro, provocamos que el chico le dijera a mi amigo, que si ella podía hacerme oral a mí, me vi tentada, muy pero muy tentada, la chica era guapa, me molaba pero su chico también, así que mi propuesta fue que los dos lo hicieran a la vez. 


Propuesta aceptada, con la vista solo de mi amigo, quien nos acompañó al cuarto privado, antes nos lavamos bien las manos y acordamos tener cuidado de no tocar partes íntimas. Solo sus bocas podían estar en mi vulva y ano; 
las poses fueron un tanto difíciles pero no imposibles, mientras la chica estaba abajo, él me comía mis pechos de manera muy especial, luego el bajaba y lograba dar el puntito de velocidad e intensidad que hacía que mi orgasmo estuviese a punto, así entre una y otra vez, durante casi 40 minutos, al final yo misma me toqué y pude tener un orgasmo que me llevó a ver estrellas! él mientras, le penetraba por el trasero a ella y ver esa escena fue lo más! 


Impresionante! Mi amigo muy correcto, me llevó al hotel de nuestros encuentros y pago las 5 horas acordadas. Al día siguiente estaba pletórica de emociones y a la vez unas agujetas aparecieron por ahí. 








 




20. EL GATO RONDA MI CUELLO 


El gato ronda mi cuello. un chico muy especial que me visita hace un tiempo. un tiempo ya largo; llega se quita su ropita, se ducha, limpito como siempre. tiene un cuerpecito muy apetecible.... muchos musculitos pero no porque sea su aficción sino porque su trabajo le exige hacer carga y descarga de cosas pesadas. 


Le gusta besar mi cuello, y cosa rara, que antes no había descubierto entre mis míl y un millón de pedacitos de mi cuerpo que también se puede llegar a tener un orgásmo con tan solo dejarse lamer con una dulce lengua por todo el cuello, puedo tener los espasmos más intensos que antes jamás había sentido en esta zona de mi cuerpo. Así es, el gatito ronda mi cuello, ese ser especial, ese chico lindísimo, ( mentira, no es guapisimo, es normal como todos los de carne y hueso) es un hombre. que cuando quiere, y conmigo sí que lo hace, desprende todas sus feromonas y testosterona y cariñitos y sonrisas y mano dulce para llevarme hasta el cielo. 


Es impresionante cómo con su lengua puede recorrer mi cuerpo, lamerme, acariciarme y luego que ya me tiene muy pero muy excitada, avanzamos con besos boca-boca, más caricias y podemos jugar a más no poder. hasta terminar en lo que sea... un relax donde disfruto acariciando sus partes íntimas, besando sus testículos, sobando mi vagina en sus rodillas, lamiendo sus manos... etc.. un juego que por mí que no tuviera un final y que como todo tiene su "end", pero es de esos finales que quedan en deuda, que quedan en el archivo del placer y que siempre se quiere repetir. Un gatito rondando mi cuello! 




 


19. LAS MANOS MUESTRAN SU SABIDURÍA 




Hace tiempo estaba por escribir sobre un hombre muy mayor que me visita, caballeroso, educado y sobre todo me encanta la pulcritud e higiene que mantiene en una cita. Algunos hombres piensan que llegando a los 60 años, ya se les está acabando su vida sexual de manera activa, siempre pensando en la erección, olvidando que no solamente sentirme penetrada por un pene, resulta ser lo más placentero, claro que sí, pero no lo más. 


Curiosamente este hombre pasa de los 85 años, y en nuestras primeras citas ni siquiera se quitaba su ropa interior, hacíamos un masaje delicado, sensitivo, caricias, besos, arrumacos y algo que siempre me ha gustado, que me de besos interminables e infinitos en mi vulva, tantas veces como yo pueda llegar al orgásmo. 


Pasadas unas citas de este modo comencé a notar que su pene se ponía semi erecto, me dió mucho morbo tocarle suavemente, acariciarlo solo con la yema de mis dedos... así lo hice durante varias citas, consiguiendo que su pene llegara a un máximo de erección que parece difícil de creer, para nuestro placer, así ha sido y sigue siendo en las citas que podemos tener dos o tres veces al mes. 


El secreto, pienso que ha radicado en tener la calma y disfrutar de lo que concede la experiencia, el saber explorarnos, conocernos y olvidar un poco el centro íntimo de nuestras partes genitales, centrándonos en todo nuestros cuerpos, en sentír y hacer sentír. Así poco a poco se ha ido despertando un órgano que él mismo creía dormido hace casi veinte años. Ahora disfrutamos de momentos incansables, largas sesiones de erotismo, besos, espásmos, caricias y mucho placer! 




 











18. EL HOMBRE DE LA ROSA 

Tras muchos mensajes por email logramos acordar una cita en mi piso. Era de tarde y mi cuerpo necesitaba relajar después de una jornada de trabajo en la oficina de varias reuniones y un poco de tensión. 


Al llegar me regala una rosa, y un par de detalles más! Vaya sorpresa, parecía un novio que venía a verme. No más darnos un saludo, me gustó su olor corporal, su cabeza casi calva, sus ojos y sabor de boca me decían que estaba a punto de pasar un momento inolvidable con este caballero. 



Fue a la ducha y mientras le esperaba en la cama, dispuse todo lo necesario en la mesilla de al lado y con mi mente y cuerpo dispuestos a disfrutar. 



De las cosas que hablamos por email, englobaban ese mensaje de que me gusta que me hagan disfrutar, pues no soy una máquina y si me das, el doble puedes recibir, si me sabes explorar, más podré explorarte a ti, así que el hombre de la rosa, parecía que ya venía decidido a ello, a hacerme gozar, a verme retorcer de placer y gusto, porque desde el inicio supo descubrir mis puntos más sensibles. 



Su cuerpo era una delicia para acariciar y saborear con mi lengua, de las cosas que le gustaban, que le lamiera, a mí me ponía muy excitada esa labor, porque en la medida que lo hacía, él sabía usar sus manos masturbándome de manera muy habilidosa, su pene no podía estar más erecto, permitiendo que jugara con mis manos de una forma muy delicada, sin prisas, lamiendo sus partes bajas, sus huevecillos, muy depilados, me confesó que antes leía de mis cosas y sabía que me encantaba chuparlos y lamerlos si están sin pelillos, así que con mucha pasión les lamí por largo rato. 



El tiempo que compartimos se me hizo corto, entre orgasmo y orgasmo, sus manos muy limpias y uñas bien recortadas apetecía chuparle cada uno de sus dedos, y cuando los chupaba mi vagina se contraía, al chuparlos mi deseo de sentirlos dentro iba aumentando, por lo cual tomé su mano y uno a uno fui introduciéndolos en lo más profundo de mi vagina. Él muy diestro sabía cómo moverlos para provocar placer en mí, su mirada me hablaba de deseo y así fue correspondido. El tiempo transcurrió entre múltiples juegos de placer, de miradas de deseo, de caricias y sintiendo sus brazos rodearme con mucha pasión.










 





17. DESDE CANARIAS 



Sus viajes los planea con una semana de antelación y apenas sabe que vendrá, me lo comunica. Al leer sobre una nueva cita, siento un cosquilleo en mis pezones, mi cuerpo con un subidón pensando en el momento de estos roces que practicamos cada vez que quedamos. 



Llega a casa, su altura y la mía son casi iguales, o por lo menos la altura de nuestros pezones igual sí que lo son. Mi mano izquierda agarra su miembro, duro, grande, limpio, suave… mi otra mano roza sus pectorales, sus manos tocan de manera muy sutil mis pezones, los dos estamos de pie, conectamos nuestras miradas, besos profundos y largos, roces de pezones, estimulación con sus dedos en mi clítoris, de pie puedo sentir espasmos entre cortos y más largos. Mis piernas comienzan a temblar, seguimos besándonos y sintiendo nuestra respiración, nuestro aliento aviva la pasión, los pezones no pueden estar más duros en este momento. 


Me centro en su parte final del pene, en el glande, lo puedo acariciar, casi sin tocarle, disfruto del roce lentamente, acaricio sus partes más bajas, él introduce dos dedos en mí, los agita con tal habilidad que puedo correrme estando de pie, ya no puedo más mis piernas se quieren doblar, veo como su mano ha quedado empapada, la chupo, me gusta mi sabor. 


Le beso y juego con mi lengua, sigo acariciándole pezones y pene, me arrodillo y lamiendo sus huevos muy pero muy despacio mientras rozo todo el pene con apenas la yema de mis dedos, puedo sentir que el orgasmo está a punto, siento como eyacula llegando a chorrear hasta los huevos, sus piernas tampoco dan más, le siento en la cama y entre risas y abrazos, nos preparamos para continuar con una noche de mucha pasión y aventuras. 



Ahora se centra en mí, abre mis piernas y fija su boca en mi vagina, mueve hábilmente su lengua en mi clítoris, sabe hacerlo palpitar, noto el calor de su boca y lengua, me excito muchísimo, me retuerzo, ya no puedo más, le pido follarme mientras le pongo la protección, vamos al sofá; me pongo de espaldas, una pierna muy alta en el reposabrazos y la otra doblada apoyándome en mi rodilla derecha, él casi de pie, me penetra por detrás, sabe mover sus caderas, pone ritmo, suave y luego más fuerte, agarra mis caderas y se apoya, siento tanto placer que no quiero que este momento se acabe, cambiamos a mi cama, me pongo como una gatita, y en cuestión de pocos minutos dejamos todo perdido, la cama casi llega a la mitad del salón, su sudor cae sobre mí, nos tumbamos y llegan más risas, risas de varios orgasmos, eso es sentirme embriagada de placer! 






 




16. EL PEQUEÑO JAVI

coincidimos alguna vez en las oficinas de gestión aduanera, él en su posición laboral y yo en la mía como administrativa de exportación de maquinaria agrícola, fue un "flechazo sexual", y al momento no me resistí en pedirle un favor como si no conociera el sitio donde estaba en ese momento. 


Sus casi dos metros de estatura y un cuerpo de competición como su profesión le exige, hacen que esté en mis pensamientos como si de un postre delicioso se tratase, diez años más joven que yo, muchos encuentros y cada uno diferente el uno del otro, siempre a más, siempre jugamos, inventamos el erotismo… descubrimos cada rincón de nuestros cuerpos y sensaciones 

Le recibo casi a media noche, llega exhausto de cumplir con sus labores. Un beso intenso mientras me alza en sus brazos, y para la ducha, juntos, una copa de vino y comienzan los juegos. 




Su pene tan firme como un madero no le toco hasta después de comenzar a jugar con mis dedos por su ano, mientras está en postura a cuatro, le rozo el pene, meto mis dedos en su ano, le masturbo, introduzco dos y cuatro dedos, noto lo caliente que está, hay control en la eyaculación, seguimos jugando, dos minutos manos limpias, ya he avanzado con mi regalo, ahora viene el mío, Javi alza mis caderas y lleva mi vagina a su boca, chupa con intensidad absolutamente excitante, introduce su larga lengua en mis partes… 




puedo chorrear, lo hace por largo tiempo, yo disfruto viendo su pene tan erecto, tan duro, tan brillante, deseo otro regalo, sus dedos, sabe cómo moverlos para que tenga un squirting, introduce corazón y anular, dejando pulgar sobre mi pubis e índice y meñique apuntando hacia los glúteos, agita sus dos dedos como si llamase a alguien desde dentro, agita más y más, puedo correrme con tal placer que hasta gemidos y unas cuantas lagrimas brotan de mí. Es un gusto sentír tanta pasión! 




De las cosas que más me gustan, es notar cómo la otra persona se empeña en hacerme disfrutar, ya lo he dicho muchas veces, el hecho de que me tenga que pagar no me limita a querer disfrutar, al contrario es casi requisito, si vienes a verme, piensa en que espero disfrutar, tacto, sensibilidad, y conectar. 
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Me excita ver la cabeza mojada, la cabeza, sí, la que está arriba del cuello, cuando se da una ducha es muy agradable poder oler la parte de las orejas y cabeza. No ducha desde cuello, pues si la cabeza huele a sudor, corta cualquier intento de pasión. 



15. Mi primera vez con una chica SALVAJE - MULTIORGÁSMICA Y MAESTRA DE MAESTRAS. - AGATHA.


Encontré un sitio de masajes de alto standing... ahí me puse un par de meses, la hora costaba 300€ con coito, y aún se mantienen así... lo que me fastidiaba era que la mitad se la quedaba la casa.  Y no duré más que eso... dos meses en los cuales me ofrecí de administradora, casting girls, portera, controladora del bar, contacto con lavandería, gestoría y todo aquello que la MADAME de ese sitió pudo descargar en mí, cuando supo de mi CV.   Yo sin ninguna pega aprovechaba para abrir negocio a las 9:00 am y luego me marchaba a estudiar en la tarde.  

Mis mañanas las comencé a disfrutar entre administración del negocio y scort, masajista tántrica.  Si trabajaba diez días me iba de viaje 8 a algún país del mundo.  Y así luego decidí seguir sola.  Era Calle Orense y no sé cómo descubrí este foro.  me llamaba fuertemente la atención las historias de las chicas de aquella época.  Dulce Nicol (encantadora y mítica de este foro)  Sofía Diamond, Verónica(aún vigente), Yuli la de simplemente Yuli,  Anita del edén de Anita a quien le tengo gran admiración y respeto, las historias de Leticia Blonde de la Belle isabelle, hermana de Sofía... y muchas otras que se me escapan ahora mismo.   

Me daba muchísimo morbo leer las experiencias de cada una de ellas.
Una tarde cualquiera, me motivé a saludar a una paisana, compatriota, a la famosa AGATHA.  La dije que llevaba poco tiempo en Madrid, que daba masajes y que me gustaría saludarle.... así de escueto el mensaje, pero en realidad me pasaba algo extraño, algo que antes no me pasaba cuando interactuaba con otra chica... mi clítoris palpitaba y creo que en lo más profundo de mi subconciente deseaba conocerla y que pasara algo más.

Quedamos un viernes a las 22:00 hrs... en aquel momento ella estaba en Clara del Rey, porque en AA42 algo le había pasado. No sé que fue, un intento de robo o un hombre que le increpó o yo que sé... no recuerdo.

El hecho fue que le visité a las 22:00, ella estaba con una falda muy cortita, una blusa que dejaba ver un escote impresionante, perfumada discretamente, su boca con una sonrisa auténtica, de esas que se nota que hay un saludo de verdad, ... abrió una botella de vino, bebimos dos copas, comenzó a preguntarme cositas de mi vida personal, comenzó a tocarme mis piernas, uffffff


Que sensaciones más deliciosas, yo apenas llevaba dando masajes unos meses y nunca había estado con una chica y más con su historial.  Debo confesar que además de morbo tenía una mezcla de miedo o desconfianza.
Con mucho cuidado pero sin dejar ni coartar la subida de morbo me dejé llevar... sí, así fue. me dejé llevar y pude comprobar que además de experta en el erotismo, era una experta en saber cómo usar las manos y cuerpo sin que hubiese descuidos en cuanto a la protección.  No sé si me explico, pero luego en charla larga le pregunté unas cosas, que para mí siguen siendo cátedra en cuanto a protección sin que se quite el morbo de la situación.

Ella me preguntó que si yo le daba un masaje en la espalda que no paraba de atender clientes, que además lo comprobé su móvil no paraba de sonar, ella contestaba... sí cariño, sí mi cielo, si mi vida... a mí particularmente esa forma de tratar no me gustaba, ni la uso actualmente.   será que soy más sosa. jajajaja

Pero entre que contestaba un montón de llamadas, así mientras, me iba acariciando mis piernas, me decía que las tenía tan duras como ninguna, me puse en pie y me acariciaba mi culo, me decía que podríamos hacer unos videos, o quedar para un encuentro a tres o a cuatro, en fin... que me puse en modo, disfrutar y pasamos del salón a la habitación.

Cama grande, ventana hacia la calle Clara del Rey, no sé cómo los vecinos no decían nada con tanto gemir... luego supe que era una colmena de chicas.

Nos besamos, uffff nos rozamos nuestros pechos, mis pezones estaban a reventar de duros, me masturbó mi clítoris de tal manera que provocó mi primer corrida... luego me lamió tanto y con tal esmero que fue mi segundo orgasmo en menos de 15 minutos.

Yo parecía muy novata, pero mi cabeza estaba a tope, además de tener cuidado con sus fluidos que no paraban de salir... deseaba y ansiaba hacer la tijera, fue un deseo tan profundo que solo imaginarlo mi clítoris no paraba de palpitar y lubricaba tanto que chorreaba.  Al final eso no lo hicimos porque me fui escaqueando sin dejar de disfrutar.

Me pidió que le introdujera un dedo en su vagina, uffffff... luego dos y luego tres, eso lo aprendí de ella, porque cuando lo hago me lleva a lo más alto de la excitación. Luego mi mano no sé cómo terminó dentro de toda su cavidad vaginal... giraba mi puño y ella gritaba y pedía más. No sé... que más hago? será meterle todo el antebrazo?  ya más no cabe.... se corrió como loca.

Su squirting era genial, me bañó entera la parte de mi pecho, luego en plan más calmado le pregunté sobre ello y sin ningún reparo, una vez higienizadas sus manos me enseñó como conseguirlo... fueron unos 10 minutos de maniobras con sus dedos y para sorpresa mía, llegó algo que me había pasado unos cinco años atrás.... la historia del cadete que me llevé de vacaciones en mi anterior trabajo. Ahí tuve mi primer squirting y este con Agatha, desde ese momento cada vez que puedo y lo sabéis conseguir, porque insisto en que es más trabajo vuestro que mío, lo logramos y lo disfruto montones.

Ya exhaustas, nos sentamos en el sofá que tenía en su salón, tenía una habitación que le sobraba  y me la ofreció para irme a vivir ahí y trabajar durante el día, cosa que rechacé porque llevaba mi vida de estudios con bastante empeño y decisión de finalizarlo de manera exitosa y  así fue. 


Esta es la historia con la inolvidable Agatha, que según dicen regresó a nuestro país, pero nos dio muchos momentos de gozo y disfrute de la sexualidad, no solo a chicos, sino a mí también.



 


14. NICO EL ARTESANO DEL PLACER 
De unos 26 años, sonrisa amplia y ojos penetrantes. Acordamos un encuentro así de manera muy fugaz, y casi sin pensarmelo mucho le dije que sí, aunque ya habíamos hablado días atrás, aún no me sentía segura si querría verle, pues noté en su voz a una persona muy joven pero a la vez conversación madura e interesante. Total que por whatsapp acordamos una cita con poca antelación. 


No más al verle entrar en mi casa, en el primer tramo de pasillo, me entrarón unas ganas locas de besarle, me imaginé de rodillas recorriendo todo su cuerpo con mi boca; sin embargo, él advirtió que quería darse una ducha, cosa que agradezco y que siempre quiero que se haga primero, pero las ganas son las ganas y así mientras estaba en la ducha, yo le esperé en la habitación, poniendo incienso y encendiendo unas cuantas velas. 


Hubo química con nuestra miradas, lo siento así, pues esperándole, notaba cómo mi clítoris se movía y me disponía a disfrutar al máximo. Salió de la ducha con la toalla envolviendo su cuerpo, me daba mucho morbo verle y notar en él algo de timidez. Timidez que en pocos segundo pasó a la historia, porque nos fundimos en cálidos besos, largos, suaves y percibiendo sensaciones de mucho placer, de querer hacer la noche interminable. 


Él, muy diferente al común de chicos jóvenes que van a buscar el cuerpo de una mujer como locos y olvidándose de lo que ella pueda sentír. Por el contrario, tan tierno, tan suave, tan intenso en el momento adecuado, que mi cuerpo pedía más, no había necesidad de hablar, todo silencio, solo la música que invitaba a despertar todos nuestros sentídos. Tuvimos un orgásmo mutuo, otra vez él me provocó un squirting, no paramos durante las dos horas pactadas, entre "penetración" la cual él no esperaba y yo fuí quien le pedí que lo hicieramos, no fué una vez, fueron varios orgasmos y disfrute de mil maneras... sus manos hicieron maravillas por todo mi cuerpo, con su mirada, con su tacto, con su juego, con su cuidado y su furia cuando sin mediar palabras mi mirada se lo pedía. 


El masaje quedó para el final, muy lento, mientras él descansaba yo podía disfrutar visualizando cada rincón de su piel, cada parte de su cuerpo, pensaba, mientras le hacía el masaje que era de esas personas que aún siendo muy jóven, saben que el mayor placer está en dar placer, pues así lo hizo conmigo, recordaba que al llegar lo único que hizo fue mirarme fijamente a los ojos, y eso, creo que fué la magia para conectarnos, porque cuando alguien que no te conoce llega mirándo como si de un scanner se tratase, eso corta cualquier oportunidad de acercamiento, y por supuesto, Nico, tuvo sabiduría en leer mis ojos y decirme con los suyos que tendríamos un momento pasional y tierno a la vez... tanto que no desperdiciamos ni un minuto, luego de darle un masaje de cabeza, cuello y cara, terminamos con otro momento intenso y desbordado de placer. 






 




L13. AS RASGADURAS OTRA VEZ 


Mucho tiempo había pasado desde mi anunciado retiro sin seguro de no regreso... las otras tantas ocupaciones y proyectos que van consumiendo el día a día de forma muy veloz, me pusieron a revisar mi móvil, añoranzas, buenos recuerdos, gusto por lo vivido y un toque de querer volver a vivir emociones que suelen ser indescriptibles si del momento, la pasión y la imaginación nos dejamos llevar. Fué asi que envié un saludo a varios de mis amigos; encantada de recibir respuesta inmediata, conversar sobre cosas que han pasado en un año justo de mi retiro, personas que aprecio de quienes he aprendido más que experiencias íntimas. 


Uno de ellos... se apoderó de mis pensamientos, mis deseos y querer tener un encuentro de nuevo fue cuestión de hablarnos por whatsapp unos minutos, "que emoción" como siempre pensar en qué cosas nuevas podríamos dejar surgir, manos, pies, perfume, higiene impecable, pues así sé que él también llegaría al sitio de encuentro... 


¿Qué me pongo de nuevo?, ¿cómo me maquillo?, ¿le recibo en transparencias? o, ¿como una ejecutiva?, no lo sé... algo de miedo y emoción como si fuese mi primer vez en este mundo, excitación previa de solo pensar en que seguro disfrutaré tanto o más que él. Su olor viene a mi mente, sus ojos, sus manos recorren mi cuerpo mientras me ducho y pienso que tan solo quedan 30 minutos para nuestro encuentro. Al final le recibo muy al natural, nada de maquillaje, solo perfume y excelente higiene... 


En el fondo soy la misma. Pasional, intuitiva, dispuesta a dar y recibir placer, pensando en que estoy segura que nuestros cuerpos tienen un mar de sensaciones por descubrir y así nos dispondremos. 


Llega el momento de abrirle la puerta, como costumbre vieja la dejo entreabierta y no me encontrará detrás de la puerta para comerle a besos, prefiero que me encuentre... me busca, me encuentra y nos fundimos en uno solo en un largo beso que me dejó sin respiración, abrazos, risas, miradas profundas... como dos adolescentes que corren a un encuentro casual. 


nos desvestimos lentamente, pero noto algo que me causa profunda emoción, se deja puesta su camiseta blanca y sin acordar nada, jugamos, jugamos, nos besamos, me acaricia mis partes intimas con gran sabiduría, delicadeza y en el punto justo para hacerme tener un orgasmo de pie, yo veo su camiseta y sin mediar palabra se la quito y me la pongo... comenzamos a rasgarla. 


Ese sonido, ese sonido de las rasgaduras de hace mucho tiempo, llega a mi cabeza como melodía afrodisiaca, pierdo el control... la rasgamos más mientras más intenso se tornaba el encuentro, jugamos, nos besamos. Nuestros cuerpos bañados en sudor, entre sonrisas, gemidos y disfrute total. El tiempo va lento, para mi gusto, no me preocupo por el reloj, no hay tiempo cuando de disfrutar se trata, entrelazados, abrazados, respirando muy cerca el uno del otro, guardándome más de su olor, dejándolo muy dentro de mis recuerdos, asumo con confianza que me quedaré con la camiseta rasgada y así fue. 


Hace pocos días, buscando entre prendas para el día del halloween, apareció entre ropas, la camiseta rasgada, olvide por un rato el objetivo de mi búsqueda y la tomé entre mis manos, la acerqué a mi cara, disfruté de ese olor con los ojos cerrados; así, llegaron a mi mente y cuerpo recuerdos y emociones como si del mismo acto se tratase, un gusto conectar los sentidos con los recuerdos y saber que hay más aventuras por descubrir y que solo es dejarnos llevar... 


Hubo tiempo para todo, para reposar, para mirarnos fijamente a los ojos, contarnos cosas, hacer un masaje relajante, achucharnos, reirnos, sin libretos, sin mecanismos, que todo fuera surgiendo como surgió y saber que no es la primer vez ni será la última. 


Así las rasgaduras otra vez... espero más 









12. EL PRESENTADOR DE NOTICIAS


Han sido muchos los encuentros con este maravilloso hombre, entrado en años, tendrá unos 45-48, hombre sexy, bien vestido, culto hasta no poder más, polémico a veces... 


Nuestros encuentros con una petición de su parte. "recíbeme en solo tacones y bragas". Tus deseos son los míos, y así muy paciente le espero llegar, discreto como él sabe, elegante, mirada profunda, voz de esas voces que uno puede escuchar en algún programa, uno que otro día en la radio o en la tv... 


No hablamos de nuestras ocupaciones profesionales, aún sabiéndolo, pero a la vez dejando que eso mismo le ponga más emoción a nuestros encuentros... le veo desde casa, le envío varios mensajes en directo...mmmm me gusta saber que mientras se dirige a millones de personas, está leyendo mis mensajes y viendo una que otra foto; su cara entre pausa y pausa se muestra sonrojada, lo sé; tiene el móvil sobre sus piernas, me escribe que le encanta eso, y a mí más! 


Quedamos en una cita, y en mi mente está él en el presente pero también está el morbo de saber lo galán que ha sido y sigue siendo... me pone a mil, me sabe tocar estando de pie los dos, juega con su mirada muy cerca de mí y sus manos haciendo magia hasta que no aguanto más y casi mis piernas se doblan, está claro, mi placer es el suyo y en cuanto más me provoca, más disfruta él. 


Cuando estoy sola en casa y quiero recordar, le veo y juego con mis manos, recuerdo su voz, sus ojos y sus manos sabias, es maravilloso poder llegar al éxtasis con su imagen en frente... 


Esperando un encuentro más de placer, morbo y discreción como siempre! 




 








11. EL PACO QUE CONOCÍ EN EL BAR 


En una tarde que hacía mucho calor, y cuando iba de camino a mi piso, decidí parar en un bar cerca de casa para pedirme una caña bien fría. Así lo hice, bebí la caña en menos de un minuto, sin parar, estaba sedienta, y aunque venía de mi oficina con tacones un poco altos, medias negras muy delgaditas, traje completo ejecutivo y blusa de color blanco que dejaba ver un delicado escote, documentos y más documentos, que pesaban mucho en mi bolso de trabajo, además del ordenador y mi cartera de cosméticos... realmente estaba muy cansada, bebí la cerveza con tantas ganas que mientras tragaba y tragaba, tenía los ojos cerrados, hasta que no dejé ni una gota pude abrir los ojos. 


Con mis ojos abiertos y una cara de gusto por la bebida más fría que había bebido en los últimos tiempos, miré al espejo gigante del bar. Espejo que hace efecto de amplitud al ser un pasillo algo estrecho, y que luego de mis minutos posteriores al haber bebido la cerveza más fría y deliciosa, pues volví en mí y pude detallar que en el extremo final de la barra del bar, estaba un señor mirándome fijamente, en su cara se notaba una leve sonrisa mezclada con morbo; le miré de frente, dejé mi bolso encargado con la camarera, bajé al servicio y al pasar por el lado del señor aquel, noté algo especial en su mirada.... era claro, una mirada de deseo infinito. 


Al regresar del servicio, dos personas habían ocupado mi espacio, así que tomé la butaca más cercana al señor aquel, pedí otra caña, ante lo cual la camarera dijo: !esta va por cortesía de Paco!, quién es paco, pregunté. Y el señor aquel extendió su mano hacía la mía y pudimos conectar nuestras manos, además de nuestras miradas. Nunca me imaginaba o había pensado que en un bar típico del centro de Madrid, un bar vecino a mi piso y antes de las 18.00 hrs fuera a pasar algo así, así tan especial. 


Hablé con Paco largo rato, muy educado, parecía transparente en sus opiniones y forma de ver los temas que fueron surgiendo a lo largo de unos treinta minutos. Ya era hora de seguir camino a mi casa, la cual queda a escasos 80 metros del bar, Paco me miraba con deseo, lo podía leer fácilmente y no, no me disgustaba para nada, al contrario, verle su entrepierna muy disimuladamente, me producía unos calores deliciosos, verle su boca y sonrisa límpias, blanca y sus manos muy bien cuidadas, provocaba en mí una imaginación sin límites. Entre risas y temas que resultaron comunes en nuestras experiencias profesionales comencé a afinar mi olfato, sentía ese olor de hombre, de erotismo, de imaginar su boca en mis partes íntimas... supongo que Paco, tenía la habilidad de leer miradas como la mía, pero no se atrevía a decirme algo directamente. 


Suerte o yo que sé, el destino; la camarera me indicó que había llegado el aceite de picual, ese que tanto me gusta y que por amistad en el bar incluyen en el pedido desde Jaén una garrafa de dicho aceite para mí. Pues el maravilloso aceite que me puede durar casi un año, ahí estaba, estaba desde hace una semana, solo faltaba pasar a por él. Y como si de una cómplice se tratase, la camarera, llamémosle "María", me dijo: Guapa! que ha llegado tu aceite... 


Ay! que cansancio traigo María, le dije. y sin más ni más Paco que ya sabía que mi casa quedaba a escasos 80 metros del bar, dijo: Tranquila que te lo acerco a tu piso, no es justo que vayas así tan cansada y con más cosas. Vale, le dije. Perfecto me voy a casa. Paco pagó y muy tranquilamente agarró el aceite de picual, diciéndome: tú me dices dónde queda tu casa. 


Llegamos a casa y Paco muy amable y así no me lo hubiese pedido, seguro que yo sí. Entró a mi casa, puso el aceite donde le indiqué... desde ese momento al estrechar nuestras manos para despedirnos, no fue una despedida, fué un entrelazar de manos y cuerpo. 


Lo que más recuerdo y que deseo repetir muchas veces, fue el arte con el cual sus labios besaron mis partes íntimas, su boca no paraba de chuparme, besarme, lamerme, tocarme..... largos minutos, verle de pie a él de rodillas y sentir cada vez que llegaba un orgasmo cómo mis piernas casi no aguantaban. Casi me desvanecía, era sublime, Paco sabía como mover su lengua por todos los rincones de mi clítoris, sabía agitarla tan rápido que cuando tuve mi primer orgasmo sentí esas palpitaciones tan fuertes en mi cabeza, que quedé sin aire para respirar. 


Entre su gloriosa forma de hacer cunnilingus y lo bien puesto que estaba, pasaron casi dos horas. Al final extenuada, felíz y un poco extraña por la experiencia que antes no me había pasado, eso de conocer a alguien y directamente terminar así, pues me parecía un tanto extraño pero a la vez, me daba más morbo, no sé si Paco por las cositas que hablamos en el bar, todo muy profesional, todo muy de gente normal, pues no sé si le pareció que además de vivir esa experiencia y probablemente tener unas cuantas más, como un amigo que te ayuda y te entiende, pues sacó de su cartera lo que normalmente serían cuatro o cinco sesiones de masaje cuando Swana es masajista. Me dijo que no me molestara porque quería tener un detalle conmigo como amigo, y ... pues yo encantada! 


Paco, salió de casa muy felíz y yo me quedé pensando... Paco ha estado con la ejecutiva que conoció en el bar y no con Swana, o Paco ha intuido que Swana era Swana? en fin, lo que sea, quedé satisfecha, muy satisfecha... como me gusta! 











10. EL ITALIANO CARIÑOSO 


Queridos amigos, desde hoy y después de casi seis meses viviendo en el frío de Zurich, vuelvo a escribir aquellos momentos que me dejan un buen sabor de boca, temblores, pasión y fuir de las energías. 
He estado un poco alejada, menos anuncios, pero siempre con mis amigos fieles de casi tres años. Todo un placer del cual no me puedo privar y a lo cual no renuncio, aún con más actividades que antes. 


Pero así, es este mundo, si lo disfrutas, como es mi caso, se vuelve adictivo y pocas cosas, personas o momentos pueden llegar a reemplazar las sensaciones, el morbo y el gusto por las experiencias nuevas. 


Justo hace poco me visitó Andrea, acordamos un masaje tantrico, y al final le insinué que si todo iba bien, podíamos terminar en un final con más cosillas. Al llegar a mi sitió de atenciones, me dió un gustazo, ver sus manos grandes, su cuerpo, su sonrisa casi discreta y sus buenos olores, todo ello acompañado de una muy buena higiene, me hicieron desearlo mucho. 


No me esperaba tal sorpresa, cuando vino de la ducha, su rabo estaba tan erguido que con solo verle, mi vagina se movía, palpitaba y pensaba que era difícil comenzar con un masaje tantrico cuando la pasión ya desbordaba. 
Sin embargo comenzamos con abrazos fuertes y él tumbado en la cama se dejó llevar, yo mojaba y mojaba, me masturbaba de a pocos mientras le hacía el masaje, le chupaba sus dedos, le rozaba mis pechos.... 


Antes de darse la vuelta tomé su mano derecha y me introduje dos y tres dedos en mi vagina, él copió el mensaje y me masturbó fuertemente y con sabiduría, ya me corría... ufff que delicia! 


en mi mente estaba la imagen de su pene.... grande, duro, grueso, perfecto. 
Lo olí, lo rocé, lo toqué suavemente con la yema de mis dedos, lo quería lamer, que gusto, como tener un postre y aguantar las ganas de devorarlo.... 


Jugamos, nos masturbamos, me corrí unas tres veces, pero quería mas. 
su pene tan fuerte me embistió, me penetró mientras yo estaba a cuatro, que gusto, todo mi cuerpo vibraba. 


Así las veces que quiera repetir, estaré dispuesta y con ganas de devorarmelo todo! 
















 




9. EL ANGEL DE LOS VINOS




Desde hace un tiempo, me visita este Ángel, creo recordar que desde la segunda visita nos acostumbramos a probar un vino diferente traído por él. Un saludo con uno de esos abrazos cálidos que tanto nos gustan, veo la bolsa que trae. Ya sé que trae un vino y algo más. Su sonrisa, sus olores, su piel bien cuidada y depilada me da un gusto impresionante no más verle y sentirle cerca.


Él, un hombre de casi 70 años, viajero de mundo, felizmente casado y con hijos adultos… compartimos pensamiento sobre el tener una amiga y pasarla bien no le quita nada a su vida personal, al contrario le ponemos chispa a la vida. Que pereza todos los días “pa ella” alguna vez tiene que ser “pa mí” o no? Tendría que ver cuántas veces hemos quedado, pero eso no importa, lo que importa es lo bien que nos lo pasamos.


Ahora semitumbada en el futón, no me apetece ir a mirar la agenda electrónica, la cual suelo llevar con todo muy organizado. Para bien o para mal, me gusta tener todo en orden y como sabéis quienes me conocéis, me tomo estos encuentros como algo muy formal sin dejar de lado el potencial de disfrute que podemos tener, pero esto es de dos, no mío solamente, así que ahora mismo tumbada en el futón y escribiendo una de mis historias compartidas con uno de vosotros, pues no me apetece ir a ver cuántos encuentros hemos tenido.

Solo os puedo decir que si tengo un encuentro la primer vez con alguien y ese alguien quiere venir a verme más veces, eso sucederá siempre y cuando a mí me dé morbo, gusto y ganas de volver a verle.



Ya sabéis, para encuentros hay muchos, pero me gusta pasármelo bien y si de repetir se trata, pues qué mejor que mejor saber con quién voy a repetir, “no es el dinero”, si no es Juan, pues será Pedro, o Miguel Ángel como en este caso.


Ahora vuelvo al Ángel de los vinos, la vez mas reciente con sus casi 70 años, pudimos tener infinidad de orgasmos, yo perdí la cuenta y de él claramente supe de tres. Muy emocionantes, muy cálidos, muy morbosos, cada uno lleno de algo que le precedía.


Mientras me contaba sus anécdotas y me mostraba fotos de este verano que le deje de ver por más de un mes, yo estaba muy atenta, escuchaba sus historias, veía sus fotos. Reconozco que su esposa e hija son muy pero muy guapas!, eso es. Somos amigos y ese Ángel viene a ver a una amiga. Que el tema económico del cual no descuido quede de lado. Eso al final. Eso no preocupa. 

No soy una máquina y ese Ángel así lo sabe. Así que me deleito viendo sus aventuras en el pueblo, con su familia. Nos reímos y casi que poco me queda para contarle sobre mis viajes. 

Cuando alguien tiene mucho que compartir yo suelo callar y escuchar atentamente. Me dá mucho gusto saber de estas personitas bellas que viven la vida de manera plena y que saben que estar conmigo es un complemento a sus vidas llenas de gloria y grandeza. 
Entre foto y foto, copita y copita de vino vamos tocándonos. 

Es un gusto sentir ese morbo que produce notar en mis manos un pene que poco a poco se va poniendo erecto y que no descansa ante mis estímulos. Lo acaricio suavemente, nos abrazamos, abrazos que son disfrutados plenamente por los dos. 

Nos besamos y muy delicadamente Ángel, chupa mi vagina, la chupa por tanto rato que mis piernas están pegadas del techo. “su bigotito” muy bien perfilado, dejando ver su boca, me hace cosquillas deliciosas. Sube a mi boca y le gusta ver mi cara de placer, entra dentro de mí, muy al fondo, disfrutando de su primer orgasmo, puedo ver que se queda casi sin respiración.



Muy delicadamente seguimos…. Yo quiero que me siga estimulando. Mi tarea no termina, pues en esto de disfrutar, suelo pedir más si a gusto me siento. Así que mi querido Ángel no es hora de descansar, es hora de que me sigas estimulando con tus deditos… 

me corro! Oh! Que maravilla! Me corro mientras agarro su pene muy fuerte. Pero noto que éste se está poniendo duro, tan duro que mejor no paro y sigo masturbándole. Sorpresa su segundo orgasmo con eyaculación en menos de 15 minutos de juego mutuo.



Descansamos, nos reímos y disfrutamos compartiendo cosas de amigos. Esta vez me ha traído copas nuevas, un destapacorchos y un vino delicioso. Hago un masaje muy suave, diferente al de cada vez…. Ya me las ingenio para saber cómo no repetir con cada persona en las mismas técnicas de masaje. Me da mucho morbo ver su culo. Masajeo suavemente y paso mi mano por entre la raja de sus nalgas. 

Que caliente me voy poniendo. Se me hace corta una hora y media para tanto placer. Sin preguntar ni hablar tomo su mano y yo misma me introduzco dos dedos, tres y mejor todos! , su pene responde automáticamente por tercer vez. 

Nos masturbamos de la manera más deliciosa y sin prisas; me corro cayendo de espaldas, es una delicia…. Pero mi amigo Ángel sigue con su pene tan erecto que me doy media vuelta y sigo masturbándole…. Se corre con tanta fuerza que le doy un beso tan grande que a la vez ayuda a silenciar un poco sus gemidos.



Ese Ángel me cuenta que hacía muchos años no tenía tres “tiros” en tan poco tiempo. A mí me llena de emoción. Para eso estoy: para disfrutar y hacer disfrutar. Nos despedimos con toqueteos que anuncian una nueva cita llena de placer y muchas cosas nuevas. 








8. CON LOS OJOS DEL CORAZÓN 

Me pidió que le encontrara en la esquina de Calle Orense con Pedro Teixeira, que tenía limitación visual y que para ser la primera vez le costaba trabajo controlar el espacio y sobre todo, por discreción; no fuera que la conserje de aquel tiempo le viera despistado y le hiciera preguntas de esas que tanto os molestan. Cuando hablamos me pareció un chico maduro, su voz tenía algo más que luego pude comprobar cuan desarrollados están sus sentidos y cómo a través de ello, puede provocar distintas emociones. 


Muy tímido subió conmigo al piso, yo, de vestido ejecutiva, como suelo estar en el despacho y para no despertar sospechas, bajé con unos documentos en la mano, subimos y hablábamos de temas laborales para que ella, la conserje escuchara.


Seguía muy tímido, me contó más de su limitación visual, sus otras actividades y el por qué estaba ahí conmigo. Me pidió ayudarle a reconocer los espacios, pues según él así sería más fácil en próximas visitas. Lo tomé de mi mano, íbamos tocando todo, mesas, futón, puertas, lavabo, etc. Yo le notaba sus manos un tanto frías, pensaba si tenía 25 años o tal vez no llegaba a los 30, olía muy delicioso, le ayudé a desvestirse e ir a la ducha. 


Se dejó llevar en el encuentro, gran parte del tiempo estuvo tumbado lelo, solamente le escuchaba sonidos de placer desde muy dentro. Para mí resultaba un encuentro morboso, como si él no me estuviera viendo y yo poder jugar de muchas maneras, rocé mis pechos por todo su cuerpo, por toda su espalda, besé centímetro a centímetro su entrepierna, su cuello, su boca, así podía ver cómo se erizaba su piel. 

El me había pedido poner la luz de manera plena, porque así podría ver un poco. Así pasamos largo rato, moviéndome por todo su cuerpo y viendo su cara de placer. Al cabo de unos minutos, me resultaba un poco incomodo que él no me acariciara, fue ahí donde tomé la iniciativa de decirle, o más bien recordarle lo que suelo decir al teléfono antes de fijar un encuentro: “lindo, recuerda que a mí también me gusta disfrutar”… “tócame!” 




Su cara sonrojada y con una gran sonrisa me dijo: Si, sí y me pidió tumbarme a su lado. Él con gran dominio, como si ya me conociese de tiempo atrás recorrió todo mi cuerpo con sus manos suaves, muy despacio y haciendo una fotografía en su mente de cada espacio de mi cuerpo, así comenzó a masturbarme muy lentamente, sus manos, pequeñas, sus dedos suaves y con un encanto que lograban trasmitir energía por todo mi cuerpo. 


Estuvo así por un buen rato, hasta que de repente y sin darnos cuenta, su mano estaba casi toda dentro de mí, la agitó con mucho cuidado, la sacó y cuando la sacó con ella vino una explosión de líquido de mi cuerpo. Oh! Esto no me pasaba en este campo y la verdad no me pasaba desde tres años atrás de aquel encuentro. Muy sorprendido quedó él , tanto que se derramó casi al mismo tiempo que yo, sin pronunciar una palabra. 




Tal vez mis ocupaciones y tantas actividades personales, no me habían permitido descubrir esta respuesta de mi cuerpo, sin embargo cada vez que las condiciones se van dando lo voy buscando y a menudo me llevo gratas y emocionantes sorpresas. 













7. DEL FUTBOL AL PLACER


Cada vez que jugaba el Real Madrid me reservaba un espacio de tiempo antes y después del partido, aprovechando mi cercanía con el Bernabéu, sabía que vendría, nuestras citas estaban alimentadas siempre con el preludio de mensajes que van y vienen, una que otra foto, más de él que mías, debo reconocer que sus fotos alimentaban esas ganas sacando de mis recuerdos sensaciones de placer. 


Recuerdo cuando en una de las primeras veces que haciendo este oficio, él, desde la primera cita pudo estimularme con su mano con tal maestría que parecía que ya me conociese de tiempos, borbotones de líquidos pudo sacarme y con ellos, acompañados de intensos orgasmos en corto tiempo y múltiples, parecía un nuevo descubrimiento de mi sentir en este oficio del que antes de ejercerlo, pensaba que todo era fingido.



Él, un hombre, padre, esposo, deportista, empresario, bien perfumado, reservado, elegante, bonita familia, esposa guapa, muchos atributos sumado a sus habilidades de amante…todo ello desacorde con la frialdad de su pareja, sin entrar en detalles porque la vida privada es eso, nuestros encuentros con un punto de emoción y riesgo, previo al encuentro masturbaciones de su parte mientras le veo por la web, él desde su casa, viendo la televisión mientras su esposa duerme profundamente y descuida o le presta poco interés a ese hombre que inspira tanta pasión. 


Siempre pienso en por qué muchas mujeres dejan en segundo plano la parte sexual, si solo querían tener hijos y es suficiente con salir a comer o cenar y mostrarse como la familia feliz, claro está, creo que otras cosas también os hacen felices, pero mi cabecita tiene la tendencia a pensar más en sexo. 


Decía al inicio que siempre me reservaba un antes y un después del fútbol, así era antes, ahora con partido o sin partido, los encuentros están llenos de cosas nuevas, nunca dejando de lado la protección, poder descubrir otras maneras de llegar a un orgasmo se convierte en un reto en el cual se disfruta en la medida que en se está explorando, el mete y saca se quedó en otras épocas. Una vez saqué uno de mis juguetes y él hizo lo propio, con sus manos, el juguete y las demás partes de su cuerpo, logró darme tanto placer que luego vio compensado con creces de mi parte. 


Estaréis pensando pero esta chica solo pide placer para ella, pues no lo veáis así, pienso que un encuentro con este tipo de personas que primero piensan en dar placer y con ello disfrutan más, les llena tanto que su momento final se va alimentando de toda esa energía que desbordo en cada orgasmo, en aguantar y controlar un final que si llega, llega repleto de emociones. 


Y, como decía al inicio antes de ejercer esta actividad, pensaba que todo era fingido en las demás chicas, ahora estoy convencida de que no es así, si bien me dispongo a dar y recibir placer, no siempre se logra con la misma intensidad; me entrego y es ahí donde podemos abrir nuestros deseos y dejarnos llevar por esas sensaciones de placer, del morbo que da un encuentro con alguien con quien solo tienes una relación comercial, porque así lo es, pero que al margen de un coste por hora, puedo dar tanto placer y recibirlo que la relación comercial pasa a un segundo plano. 










6. LA COMIDA ASTURIANA 


Ejecutivo con poco tiempo para una cita, aprovechamos el medio día para quedar dos horas con comida incluida, encuentro justo a pocos metros de mi piso, comida asturiana, restaurante típico de Madrid. Llegué con prisas, porque venía del despacho de mi otro trabajo, vestida de ejecutiva como suelo estar en las mañanas, me acerqué a él, pedí un vino tinto para comenzar. 


El vestía traje de color oscuro con camisa blanca, corbata italiana a juego con sus zapatos. Sentado en la última mesa del lugar, como si algo estuviera planeando. Pedimos comida de la zona de Asturias, me gusta ir probando los restaurantes del sector norte. 


Mientras bebíamos la primer copa de vino, la cual la había traído una camarera con poca gracia y menos amable, vi pasar al camarero, ese que cuando voy al supermercado le echo un ojo, y mientras hago la compra estoy fantaseando con entrar al restaurante y simular una emergencia para caer en sus brazos. 


Ya no era hora de fantasear más, él estaba muy cerca, me miró, parecía reconocerme como esa vecina que de vez en cuando pasa por en frente del restaurante y algo le insinúa con su mirada. Creo que nos conectamos al instante. Vino y nos preguntó si ya habíamos ordenado. La verdad me quedé sin palabras, su cremallera daba casi a la altura de mi hombro, si volteaba la cara, podría sentirle más cerca, me gustó su olor, iba muy limpio, comenzaba su turno. Miraba sus manos mientras hacía la orden, me generaban un gusto enorme… 




Imaginaba chuparle los dedos de sus manos y luego introducirlos en mi vagina. Le miraba su boca, mientras sus dientes blancos relucientes hacían un juego de seducción con su lengua dando explicaciones de cada uno de los platos. No por ser camarero resultaba menos sexy para mí. 


Se marchó al fondo del restaurante, y por unos minutos le dejé de ver. Pero mi mente ya estaba flotando en terrenos del erotismo, no sentía hambre, tenía ganas de hacer un juego. Volví mi mente y mis ojos a la mesa con la cual compartía desde hacía un rato con el ejecutivo. Pensé que sería muy excitante poder jugar con mis manos y mis pies bajo el mantel. Mantel blanco, largo, cómplice de cualquier cosa que se quisiera hacer. Era muy temprano, tal vez las 13:00 horas, poca gente, claro está que no es el horario convencional de comer en España. 




Con mis zapatos de tacón alto comencé a tocarle la entrepierna al ejecutivo, el roce del tacón le hizo poner en alerta, pero yo quería más. Estaba sentada frente a él en una mesa pequeña, tomé sus manos, hice hormiguitas por sus dedos, pero yo quería sentir con mis pies. Así muy despacio me quité los zapatos mientas camareros pasaban muy cerca de nosotros y cada vez llegaba más gente al lugar. No importa pensé. 




Pude abrir la cremallera de su pantalón con los dedos de mis pies, bajarla suavemente; mientras, él abría sus piernas, su cara cambiaba de colores. Me pidió más discreción a la vez que me hacía caer en cuenta de que el camarero que nos había venido a tomar el pedido, estaba en posición diagonal a la puerta de entrada a la cocina; ¡nos estaba mirando fijamente! 




Pude ver la cara de morbo del camarero, además sabía que él miraba cómo mis pies masturbaban al ejecutivo… También pude ver cómo aumentaba el tamaño de su entrepierna notándose por encima de su delantal, negro y largo. Más emoción podía sentir, mi vulva palpitaba en la silla como queriendo salir de las ropas y el pantalón ajustado que llevaba puesto. El camarero se acercó a ponernos dos servilletas más. Ya teníamos servilletas, seguro pensó que iba a ocurrir algo en breve o quiso venir con las servilletas como pretexto para disfrutar de una visión más cercana y directa, sea lo que fuere, no me importó, le di las gracias recibiendo las servilletas y rozando mis manos con las suyas. Continué con mi movimiento de pies bajo el mantel. El ejecutivo respiraba agitado, bebía más vino. Llego el primer plato, pero caso no le hicimos. 


El camarero como si de un cómplice se tratara, se ubicó de espaldas a nosotros mirando al resto de comensales, parecía atento a cualquier cosa que le pudieran pedir del resto de mesas, o por el contrario lo que hizo fue ponerse para cubrir lo que estábamos haciendo. En todo caso me producía mucha excitación verlo de espaldas y sabiendo que el ya se había enterado de lo que pasaba. 






Un buen rato en el juego, el ejecutivo cogió una de las servilletas de tela y la puso en forma de cono. Cubrió su pene con ella mientras con otra servilleta hacía que se limpiaba la boca. Yo pude sentir sus líquidos como resbalaban a través de mis talones. Bajé mis pies y casi de manera automática el camarero se dio media vuelta y nos preguntó si todo iba bien. Muy bien le respondimos, entre emoción y un poco de pudor. Yo seguía notando en el camarero un bulto cada vez mayor a la altura de su cremallera. El segundo plato si lo disfruté de verdad! 





















5. LAS RASGADURAS 


Se poco de su profesión, tal vez algo de su familia, no es rico, o eso es lo que puedo pensar, aunque puedo creer que gran parte de su dinero lo dedica a vivir experiencias de vida, experiencias como esta, de sentir y hacer sentir. Prefiero que sea culto, caballero y algo misterioso, como lo es él. Siempre muy bien puesto, limpio, educado, puntual y cumplido en las citas. Probablemente nuestro primer encuentro no fue el mejor, pero pasaron otros que fueron yendo de menos a más, con sorpresas agradables y pudiendo confesarnos con total tranquilidad una que otra fantasía previa al encuentro. 




Una de ellas, la que más recuerdo y durante mucho tiempo tuve guardados en un sitio muy especial de mi armario, sus "pedazos y sus restos", pero entre mudanza y mudanza, voy desechando algunas cosas; ésta no la quería desechar, simplemente la perdí entre trapos, ropas y zapatos que pude haber ido a donar a la fundación. 




Lo más importante, cuando lo material no está, el recuerdo se conserva intacto, con imágenes, olores y texturas que recrean aquel espacio de tiempo en que sus ojos me miraban fijamente a través de sus gafas, con un poco de aumento y casi en tinieblas, sus ojos mostraban ese deseo profundo de tenerme de manera plena y sin tabúes, sus manos me tocaban la espalda de manera suave y en otros momentos haciendo sentir un poco la dureza de unas manos de hombre, las ganas iban en ascenso, los besos se fundían con nuestra respiración, nos sentamos, nos tumbamos, nos enroscamos, y ahí me pidió algo especial. 






Me pidió que la mojara un poco y así lo hice; mi cuerpo predecía con palpitaciones en mi corazón y en mi vulva, que algo diferente estaba por suceder. Alberto acarició mis pechos sobre la blanca tela de algodón ya húmeda y que dejaba traslucir el contorno de mis pechos, caían algunas gotas de agua hacia mis piernas, estábamos en mi lugar de encuentros de aquel tiempo.

Era un piso viejo y un tanto feo, de la calle Orense, hacía calor, pues ahí no había aire acondicionado y lo que tenía como recursos en aquel tiempo era un ventilador que más era el ruido que hacía, que lo que podía refrescar. Eso no importaba, pues ya era agradable sentir cada vez más el calor de nuestros cuerpos tan cerca, rodeándonos con nuestros brazos, mirándonos fijamente y hasta riendo de otros encuentros, hablando de proyectos, de economía al descubierto y tratando en todo caso de disfrutar y prolongar el deseo. 


Alberto seguía rozando con sus manos mis pechos, en tanto que mis pezones estaban tan duros que me gustaba cuando tiraba de ellos de manera suave haciendo pinza con sus dedos y luego pasaba la lengua sobre ellos. De repente hizo una rasgadura introduciendo sus dedos en unos pequeños agujeros que ya tenía la camiseta, ese sonido de la rasgadura produjo en mí, la sensación de ser sorprendida, como si fueses por la calle y de repente tu pantalón o camisa se rasgara ante los ojos de muchos; esa sensación, fue dirigida hacia el placer, pues a la vez sentía como su miembro estaba cada vez más erguido. 






Alberto siguió rasgando pero ya con mi participación, parecía que un tesoro estábamos descubriendo, que era algo nunca visto lo que se escondía debajo, sonidos y mas sonidos de las rasgaduras, mis pechos al descubierto ante sus ojos aumentados y sus manos de hombre que sabe acariciar, los trozos de tela perdidos entre nuestros cuerpos que se perdieron en una fantasía hecha realidad y que mucho placer nos estaba dando. 




El placer de hacer algo con consentimiento, con elaboración y maduración de la imaginación. 




De algunos recuerdos de mi infancia, se despertó el placer por el sonido de las rasgaduras, una experiencia erótica muy placentera, gracias a juego de caricias, miradas y besos de Alberto, ahora el sonido de las rasgaduras produce en mí el impulso por vivir una nueva fantasía. Así quedaron los trozos de tela a un lado del futon, en el rincón de mi habitación casi en penumbras, sudábamos, nos reíamos, disfrutábamos de los últimos minutos de aquel encuentro, yo, soñaba desde ese mismo momento con que hubieran muchos más y poder sentir de nuevo sus manos, sus besos y todos sus encantos como hombre que sabe hacer disfrutar. 
















4. LA CARNE ES DÉBIL 


Desde la primera conversación telefónica ya su voz era celestial, parecía que me envolvía en un manto azul lleno de estrellas brillantes y con ello llenaba de melodía mis oídos. Acordamos cita un día en horas de la mañana, tenía que ser después de que llegara el primer tren que viene de una ciudad fuera de Madrid, encuentro confirmado varias veces. Me decía que solo venía a esa cita y luego debía marcharse pronto porque tenía que volver a su trabajo sin ningún retraso de tiempo. 




Cuando llegó a la cita, pude ver una señal particular en sus ropas, en su maletín, en su manera de saludar, algo que no en todos los hombres se puede encontrar. Guardé silencio, sin embargo mi corazón palpitaba mucho más rápido; mientras él se daba una ducha y tardó un buen rato. En ese lapso de tiempo, pensaba si yo iba a hacer algo mal, pero la respuesta fue muy rápida en mi mente; quién debe pensar si hace algo mal o no es él mismo. 






Venían a mí mente las historias del celibato frente a la castidad; si la carne es débil, por qué no permitirle a ese ser tan angelical que disfrutara de los placeres de “la carne”, no me miraba a los ojos, me acariciaba como si de una escultura estuviese moldeando, centímetro a centímetro, besos, respiración agitada… estábamos cada vez más cerca, introdujo sus dedos dentro de mí como si estuviese reconociendo cada espacio, cada rincón, sintiendo el calor con mucho tacto; mi corazón seguía palpitando muy fuerte con un aditivo; me surgió un profundo morbo por hacer disfrutar a este hombre de carne y hueso. 






Avanzamos, nos compenetramos, su mirada parecía estar entre el pecado y la gloria, no levantaba cabeza, él, por su puesto no sabía de lo que yo desde que había llegado a mi sitio me había percatado. Prudencia, discreción y cuidado… si alguien me quiere compartir de su vida, lo escucho encantada, sino simplemente guardo la debida discreción. Sus palabras eran “cielo” “corazón” “mujer, mujer, mujer”. Yo intentaba disfrutar sabiendo que él se encontraba en un conflicto entre lo permitido y lo prohibido. Entre lo que dice (Marcos 14:38). 




Al final lloró, lloró mucho; me compartió que trabajaba con comunidades religiosas; aunque para mí ya era claro quién era, ese signo distintivo solo lo llevan algunos curas, y, aunque no es historia nueva, quedó en mí la curiosidad de verle algún día en su labor. En unos de mis tantos viajes coincidí con la ciudad donde me había dicho trabajaba, para mí no fue difícil encontrarle, me salí del grupo de amigos de viaje y acordamos una hora de reencuentro que me permitiera ir a buscarle. 




La verdad no iba a encontrarle, o por lo menos no que él se enterase, solo quería verle. Estuve sentada a unos 50 metros de su espacio, le vi haciendo su labor, le escuché muchas cosas que venían en contradicción con lo que habíamos vivido, pero claro, es normal, conmigo fue un hombre de carne y hueso, ahí su carne parecía que no existiese. Él no me podría reconocer, Eva y yo en la calle somos muy diferentes en todo sentido, es más Eva no sale a la calle. Me marché con mucho sigilo dejando en mi memoria las dos imágenes de aquel hombre. Volví al encuentro con mis amigos sin que supieran dónde andaba.














3. EL DIRECTOR JUEGA CON MIS MEDIAS 






Me visita cada semana casi sin falta... Mi vestuario siempre: medias negras muy delgadas y suaves, tacón alto, ligueros, no llevo bragas ni sujetador. Su profesión de director creativo con su forma de vestir le hacen tremendamente sexy, su pelo casi largo, sus ojos verde oscuro y una amplia y bonita sonrisa me llaman a jugar. 




Higiene impecable, abrazos, besos,... Sale de la ducha con el bóxer puesto; siempre es así, se que tardaré en quitárselo como parte de nuestro juego, así como sé que él no me quitará las medias en toda la cita. Lame mis talones, besa todas mis piernas, chupa uno a uno mis deditos de los pies, suspira... Yo, tumbada del otro lado voy recorriendo muy lentamente y casi sin tocarle, solo rozando con la yema de mis dedos su entrepierna, sus partes más íntimas, contorsiones y respiración agitada me invitan a estar más cerca de él. 




Voy metiendo mis manos por entre el bóxer, noto su miembro cada vez más duro... Disfruto con ello mientras ya estoy un poco mojada. Él se acerca a mi vagina, la lame, la Succiona, le hace presión con sus deditos, la justa presión para hacer que mi clítoris palpite con más fuerza. Así una y otra vez recorre con su lengua desde mi monte de Venus hasta llegar a mis glúteos. Yo disfruto rozando con mis piernas todo su pecho y de vez en cuando acercando mis pies a su boca. 




Un juego de placer muy delicioso... Nunca hay penetración aunque el deseo intenso la pida a gritos, pero no, no la hay, así disfruto del juego que hacemos y que permite que durante una hora o más tiempo, él y yo estemos completamente excitados con la tensión arterial en aumento. 






Besos, deliciosos besos... Así, entre juegos puedo tener uno, dos y más orgasmos con la estimulación de su boca, su cuerpo, sus manos y sus abrazos en la justa medida. Me dispongo a hacerle disfrutar más, más y más, hasta que sienta con mis manos la tensión de su miembro; este, cada vez más erecto y lubricado... 




Yo le rozó de manera muy suave y tan lenta que parece que se detuviese el tiempo. Disfruto viéndole la cara de placer y pedirme casi a voces que no pare; llega un mar de emociones y puedo disfrutar de sus gemidos, sus líquidos y sus espasmos… Así, me reservo cada semana un espacio de tiempo sabiendo que vamos a gozar tanto o más que la anterior vez. 














2. EL INTERNISTA 


No le había vuelto a ver desde hace más de un año, el internista me llamó desde otro móvil, su voz me era muy cercana, podía intuir y hasta pensar que era la voz del internista que no veía hacía varios meses, En mi mente estaba guardada su voz aguda, clara y de pocas palabras pero muy conciso a la hora de acordar un encuentro. 


Me di prisa, y, aunque suelo tener la agenda llena por dos o más días, coincidimos con un espacio de tiempo que tenía libre para ir a hacer unas gestiones, así, acordamos una cita de manera fugaz, yo pensaba en él, ese que me traía el recuerdo de oír de nuevo su voz, su imagen perenne en mí, alto, de contextura atlética, unos 43 años… 




Llegó... y si era el mismo médico! Un beso gigante, abrazos, risas, emoción y confesiones. Queríamos comenzar con nuestro juego... El médico que me recordaba los gratos momentos que habíamos pasado cuando yo le tomaba suavemente su miembro con mis pies y rozando muy despacio podía ir recorriéndolo desde el glande a la raíz, mirándole fijamente y viendo como disfruta con el juego con mis pies, volvíamos a quedar muy cerca, frente a frente, llovían besos cargados de emoción... Pausa, ¡para! me decía, pasamos a un momento de masaje para prolongar más el placer y el deseo. 






Mientras le hacía el masaje de espalda, yo no podía contener las ganas de rozar mi vagina por toda su pierna, sus glúteos, su espalda. Poco a poco fui deslizándome por todo su cuerpo, agitando cada vez más mis movimientos de cadera, fuerza en mis piernas para sentir cómo mi clítoris subía y bajaba mientras me movía por su espalda… mis líquidos hacían más fácil el vaivén. Él se da la vuelta, ya no puede resistir más el tener su miembro bajo la presión y queriendo salir a disfrutar del juego que no queríamos terminar. 




Tomé su miembro con mis pies con sumo cuidado, llevándolo hasta la parte media de mis gemelos, lo subo, lo deslizo hasta mi entre pierna, le tomo con mis dedos de los pies, cambio de posición. Tomo su pene y lo paso por todo mi cuello sintiendo lo duro que está, el calor va en aumento, su glande brilla ante mis ojos, paso mi lengua por parte de su miembro y sugiero más provocando tentaciones… 


Siento cómo intenta contenerse, juego y juego sin parar con mis pies nuevamente, líquidos en diferentes direcciones salen de su miembro, disfruto frotándolos contra mis dedos y planta de los pies. 


Mientras, fantaseo en que estoy en una consulta de urgencias donde suele atender y que en medio de ella me permite introducir mi pie por debajo de su bata de médico, descubrir mis pechos, que los bese y los acaricie, sentir las emociones en el consultorio y masturbarnos sin parar. 
















1. COSAS DE VIAJES


Al igual que a muchos de vosotros el morbo y las fantasías no nos llegan solamente en el interior de una habitación. Nos puede dar en cualquier momento y lugar. Como me ha pasado en las vacaciones más recientes. Veinte días fuera de España, los últimos más intensos recorriendo todo un país en un todo terreno, días agitados, emocionantes, paisajes y muchas sorpresas.


Voy acompañada de un familiar muy cercano, parece que mi morbo está en descanso, o así lo creo los primeros días. Estoy muy tranquila pero comienzan a avivarme mis sueños… noches de placer con sueños confusos y otros muy eróticos, estos alimentan mis recuerdos a la mañana siguiente pensando en las cosas extrañas que mi subconsciente puede practicar entre sueños. Parece que mi mente diera más de lo que despierta ya puedo fantasear y desear. 

Así entre día y día los sitios de hospedaje no me ofrecen algo que suelo encontrar en el rincón de mi bañera, “la alcachofa”, esa que se puede quitar y puedo graduar el chorro e intensidad de salida de agua para ponerla en mi clítoris y reemplazar cualquier juguete que haya probado, superando lo que uno de ellos puede provocar en mí. Orgasmos de larga duración, temblor en mis piernas, pérdida del aliento y mucho más. Pero después de más de 3000 km recorridos, se llega el sitio que estaba esperando. 

La última parada, los últimos tres días en el mismo sitio de camping; duchas muy completas, alcachofa que se puede desenroscar. ¡Qué maravilla! Voy a ella, sin importar que sea más de la media noche. Estoy avivando todas las imágenes de placer que me invitan a masturbarme, lo hago así el primer día y el segundo. Escucho la voz de mujeres que entran y salen y hablan en todos los idiomas, menos español. El ruido no perturba mis sensaciones, puedo correrme varias veces y luego ir a dormir como si entre algodones durmiera. 

La última noche no vinieron a mí los recuerdos de esas escenas con vosotros, esas que tanto me excita recordar, no. La última noche no hubo esos recuerdos, pues las duchas estaban con unas mujeres muy guapas esperando turno. Llego el mío. Entré a la ducha, pero antes de entrar ya había podido contemplar de cerca las dos chicas que estaban detrás de mí también esperando una ducha libre. 

Eran pareja, se besaban, se acariciaban… eso me estaba encantando. Verles tan cerca, sus manitas inquietas sin pudor, sus roces… mmmm qué morbo me daban. Así que antes de entrar a la ducha, a mi turno, yo tenía mi vagina muy mojada, tanto que mi clítoris palpitaba!. Ufff ellas se acercaron más a la puerta, seguían tocándose. 


Al estar dentro de la ducha en la parte que permite quitarse la ropa, pude ver en el suelo que estaba mojado el reflejo de las piernas de las chicas, mediante efecto espejo. Yo ya estaba desnuda y tenía la imagen de las dos chicas con solo mirar al suelo. No me preocupé por lavar en profundidad mi cabeza, gel de ducha de manera muy rápida mientras las miraba tocarse y mi vagina estaba más mojada. Tomé la alcachofa, la desenrosqué, la puse en el suelo, gradué el chorro de agua, las miraba por el suelo, pude ver como ellas se seguían tocando, pensaba… ellas me están mirando. 

Creo que así fue, pues muy claramente podía ver además de sus piernas sus cabezas inclinadas hacia el suelo. Parecíamos cómplices, me acerqué más hacia el espejo formado en el suelo por el pantano que había, sorprendida mi orgasmo llegó muy pronto, fue tan sorprendente que la sensación se prolongó y seguí con el chorrito de agua, tuve otro orgasmo muy seguido del anterior. Uff! Me sequé, me vestí y salí de la ducha. Las tres nos sonreímos sin mediar palabra, como que nuestras miradas hablaran de lo bien que había sido ese momento. Cosas de viajes. 








EL VECINO



Tal vez por las prisas que lleva a diario, su esposa siempre con cara de enfado, nunca le veía sonreír, aunque me parecía un vecino muy atractivo. Algunas veces coincidíamos en el ascensor, pero él solo me miraba a través del espejo del mismo, subíamos o bajábamos en silencio total; uno que otro cruce de miradas y nada más.


Una mañana muy temprano, alguien llamó al telefonillo  de mi piso, pensé que eran los de correos que llaman a todos lados para que les abran el portal. Abrí, seguí intentando secar mi pelo, pues acababa de salir de la ducha y me disponía a hacer mi desayuno; café, tostadas, queso... La cafetera ya producía el sonido de estar a punto. Yo envuelta en una toalla que apenas cubría mis pechos y parte de mis caderas, sin sujetador aún y, menos bragas.


Esa misma persona a quien le abrí el portal pensando que eran los de correos, pues era la misma persona que estaba un minuto después frente a la puerta de mi piso y no ningún trabajador de mensajería. Miré por el huequecillo de la puerta, me sorprendí mucho  al ver que era mi vecino, ese que tantas veces había visto subir y bajar en el ascensor en completo silencio. 

Solo pude abrirle la puerta y sacar mi cabeza, me dijo que tenía un inconveniente, se había dejado la llave y necesitaba sacar algo urgente, entendí que ya había pedido a alguien que le trajese una copia y que tardarían menos de una hora. Que si le dejaba estar un momento en mi piso...


Todo eso me sonaba a excusa, parecía que él no podía  aguantar más el tener que vernos e imaginar cualquier cantidad de fantasías en el ascensor; debo reconocer que yo también... Que cuando íbamos subiendo o bajando, yo, le miraba sus piernas, su pantalón desde la cintura hasta los pies, el abultamiento que se hacía a la altura de la cremallera de ese pantalón,  le miraba sus manos blanquecinas, su cara ovalada y brillante efecto de un buen afeitado, su olor; así, me imaginaba que algún día el ascensor iba a estar lleno de cajas y al encontrarle a él, no me quedaría más opción que ponerme muy pegadita a su cuerpo y que él me envolviera en sus brazos. Todas esas fantasías, creo que le llegaban de alguna manera a través de mis feromonas que daban vueltas cada vez que coincidíamos.




Pero ya no podía  fantasear más, el vecino estaba en mi puerta pidiéndome le dejara entrar mientras me repetía la historia de las llaves olvidadas... Yo muy ansiosa le deje pasar... su mirada recorrió mi cuerpo sin escrúpulos; yo disfrutaba sintiendo su respiración entre cortada,  le ofrecí un café, entró a mi pequeña cocina, el movimiento corto y estrecho al que obliga la cocina, hizo que yo rozará con él, cayó la toalla, nos envolvimos, nos besamos... 

Le quité casi toda su ropa sin pronunciar palabra alguna, estábamos cayados y ansiosos, salimos al salón con tanta prisa que su pantalón que aun reposaba al final en sus zapatos, no le dejaba caminar rápido, yo le tiraba de las manos, tanto que casi le  hago caer, pues el pantalón le limitaba el paso. Reí, reí, eran nervios, emoción, mi vagina ya estaba empapada deseando que me tuviera en sus brazos.



Estuvimos en mi habitación unos cuarenta minutos o más dándonos placer, placer infinito. Él dedicó un buen tiempo a beber de mis líquidos, mientras más me estimulaba más brotaban, yo retorcía de placer; mientras, con mi pie le alcanzaba a tocar su pene, le hacía pinza entre el dedo gordo y el siguiente, sentía como cada vez su glande estaba más duro, le acariciaba sus testículos con las uñas de mis pies... Entrega total sin mediar palabra, solo nuestras miradas que parecían hablar y decir que por fin se había cumplido la fantasía del vecino que fue a buscar a la vecina con algún pretexto.


Se duchó, se vistió, la llave nunca le llegó, me dejó un detalle en la mesilla y se marchó a su casa, la cual no quedaba ni mucho menos cerca de mi piso... Días después hablamos de realizar otra fantasía, pero mi agenda ya no me permitía un nuevo mañanero. Aunque se llama José, prefiero recordarle como el vecino que un día tocó a mi puerta en Calle Orense.







 EL MAÑANERO


Algunas noches me duermo pensando el lo que pasará a la mañana siguiente. Muy temprano a las 6:00 hrs pongo el despertador para salir como un resorte de la cama y prepararme para un nuevo encuentro, un mañanero. De esos que tanto me gustan.

La vez más reciente con Juan, asiduo visitante de mis mañanas. Se apareció como siempre muy bien vestido de traje y no podía faltar un detalle, galletas del Starbucks para beber un café luego del encuentro.  Sus manos siempre tan suaves, sus ojos que no dejan ni un minuto de mirarme. 

Me he propuesto como siempre sorprenderle con algo nuevo, no llevo medias puestas, pues lo primero que haremos será jugar con mis pies. Suavemente me deslizo por todo su cuerpo y llego hasta su pene, el cual desde la ducha ya se veía muy erecto y apuntando hacia mí.  Juego con tantas ganas que no puedo dejar de estimular mi clítoris con una de mis manos, espero tener un orgasmo antes que él.


Sus abrazos y besos me llenan de emoción, veo cómo él se muerde los labios y hace gestos de resistencia para que no llegue el final, ese final que no estoy buscando pues prefiero hacer algunas cosas para ir cortando y prolongar mucho más su placer. Así entre avances y pausas que hacen que disfrutemos de manera intensa, seguimos jugando, puedo ofrecerle uno de mis juguetes para que a la vez que le masturbo con mis manos muy suavemente, él pueda jugar con las vibraciones del aquel juguete poniéndolo en mi clítoris.


Hoy quiero sentirme penetrada en posición del perrito, tengo muchas ganas de sentir sus movimientos y al final su fuerza para explotar de emociones varias.  En el futón podemos disfrutar de múltiples posturas que nos van llevando al éxtasis total, el masaje lo hemos dejado para el final,  Juan no puede resistir más, estamos a punto, cambiamos nuestra postura para finalizar frente a frente, mirándonos fijamente a los ojos y sintiendo la respiración muy de cerca.



EL GOLF

Richard, regresaba de unas largas vacaciones con su querida esposa. Un mensaje llega a mi móvil diciéndome que me quería ver al día siguiente a primera hora de la mañana. Sabiendo de sus ocupaciones le invito a pasar por mi piso a las 7.30 am. Gustosa de esperar este encuentro a primera hora de la mañana y así mismo poder iniciar mis otras actividades empresariales muy pronto.

Llega a mi piso, siempre tan bien puesto, con ropa de verano muy colorida, sonrisa de oreja a oreja que logra trasmitir madurez, experiencia, ganas y mucho morbo en pocos segundos;  sus pelos cada vez más mezclados entre el rubio y las canas; le veo más delgado, su perfume el de siempre...

Mientras le ayudo a quitarse su ropa  me cuenta todas las historias de sus juegos de golf, mientras yo estoy pensando en lo que viene, me preparo como siempre con lujo de detalles en mi higiene, sé que me espera un largo rato de disfrute sintiendo la boca de mi amigo Richard.... 


Me pregunto por qué tarda tanto en salir de la ducha, pero mis ganas de sentir y repetir lo de otras veces me hace ir a la ducha de prisa y meterme en la bañera junto a él, enjabono todo mi cuerpo, nos rozamos, nos besamos intensamente, sus dedos rondan mis partes bajas, cuando de repente noto que se ha puesto de rodillas metiendo su cara entre mis glúteos, pasando su lengua por todo el camino de arriba a abajo con gran intensidad, puedo sentir dos tercios de su lengua dentro de mi ano, mientras con la alcachofa riego de manera sutil mi clitoris, sensaciones ricas y plácidas pasan por todo mi cuerpo.




El  DEL SERVICIO TÉCNICO
Le esperé con un vestido negro ceñido a mi cuerpo, tacón alto, sin bragas ni sujetador, mis labios pintados de color rojo carmín, pelo recogido en una coleta.  Todo listo en el salón: futón, manta limpia, velas con olores, música relajante e incienso olor sándalo.  Dejé lista en la cajita de mis juguetes eróticos unas medias que ya no usaba, les daría otra función en el encuentro.

Él chico era  alto,  de unos 45 años,  despeinado, su cara se veía sudorosa, zapatos marca Reebook blancos pero algo mugrosos, su camiseta parecía sucia, no me lo explicaba, pues serían las 11 de la mañana de un día sábado en el piso de Capitan Haya, le pude ver su cara a través del video portero que tenía en aquel piso, me parecía muy extraño, pues al fijar la cita noté en él una persona correcta, todo lo de la higiene y demás detalles creo que quedaron claros. Parecía simpático.

La situación fue que llegó se desvistió se duchó muy bien y muy rápidamente me enteré de que venía de hacer una mudanza a un familiar y que su trabajo tenía que ver con el servicio técnico de telefonía…automáticamente vino a mi mente la fantasía que he tenido del técnico que me visita para hacer la nueva instalación de la fibra, o el traslado de línea por cambio de domicilio, en fin. La fantasía estaba latente y a punto de hacerse realidad.

Si él se dejara llevar y sin haber planeado nada, me olvidé de las medias que había dejado en la caja de mis juguetes, le pregunté si podría ayudarme con un problemilla que tenía con el aire acondicionado, ya se, ya se, poco o nada tiene que ver la telefonía con el aire acondicionado y no es necesario meter conocimiento de mi ingeniería para tener esa diferencia clara. Lo que sí pude fue llevarle a mi habitación y hacerle escuchar un ruido que molestaba mucho en los ductos del aire, los dos desnudos intentando percibir ese ruido, yo en mi mente, imaginaba al técnico de mantenimiento que había llegado a mi piso. 

Fui a la cocina por un destornillador que él me pidió, el destornillador tenía un mango largo y grueso, del kit de Ikea, estaba nuevo. No salí de la cocina porque él me siguió y muy rápidamente me alzó en sus brazos, me sentó en la barra de la cocina; era cocina tipo americana, comenzó a chuparme uno a uno los dedos de mis pies, mientras, me rozaba la entrepierna con su pene muy erecto, goteaba en el suelo el lubricante que salía de su glande;  eso me daba mucho morbo… la intensidad con la que chupaba cada uno de los dedos de mis pies me llegaba hasta lo más profundo de mi interior, de mi vulva, de mi clítoris.

Podía sentir como palpitaba mi clítoris, mi vagina se contraía pidiendo más. Como pude alcancé un preservativo de los que suelo tener en diferentes lugares de mi piso,  por si algo sucede… puse el preservativo al mango del destornillador y, mientras él me chupaba los deditos yo me masturbaba con esa herramienta que antes nunca había usado para tal fin, pero fue muy placentero darle otro uso. Fue cuestión de poco tiempo y no tardé en correrme de manera intensa y gratificante.

Su pene iba a reventar, volvimos al salón, hablamos del ruido del ducto, le hice sentar en el sillón, me arrodillé frente a él y comenzamos a jugar con mis pechos, lento, suave, rápido, más rápido hasta que no aguantó más y explotó en mis pechos… ahí no acabó todo, pues más excitada me encontraba de verle y pensar en el técnico que vino a hacerme el mantenimiento.

Recordaba una ocasión en que el técnico de la línea telefónica estaba haciendo el trabajo en mi piso, yo entraba y salía de la cocina con un pantaloncito corto, notaba cómo él me miraba, yo estaba mojada imaginando cosas que podrían suceder. 

Llamaba a la calma, pues la oficina de esa empresa de teléfonos quedaba a pocos metros de mi piso y seguro me verían pasar por ahí, pero las fantasías se hacían más fuertes, fui al baño y me comencé a tocar, quité la alcachofa de la ducha y me puse el chorro directo del agua templada…orgasmo delicioso. Mientras, el técnico estaba por ahí revisando las entradas de cables, este nos e enteró de nada, eso creo… yo sí disfruté en la ducha y sola.


Volví donde el técnico, el real, el de la empresa de teléfonos, le ofrecí un café, una infusión, agua, dime que te apetece, mientras me miraba de arriba abajo con deseo pero con respeto… yo en mi mente decía, “déjalo y te invito a la ducha”, pero no fui capaz de decirlo con mis palabras, me aguanté aunque a veces que lo recuerdo lo lamento.

Por ello, en ese momento, el de la cita, el de los tenis Reebok, se alimentó en mí ese deseo y quise seguir con los juegos, le invité a la ducha, su miembro respondió en el mismo lapso de tiempo en el que yo recordaba al técnico de la empresa de teléfonos … 

lo llevé a la ducha, le cogí su pene fuertemente mientras él me acariciaba el pelo y me seguía para entrar en  la ducha, nos rozamos, nos tocamos, tomé otro preservativo dispuesto en la ducha, por si algo pasara… 


así es, mi piso está minado, minado de protección, por si algo pasa en cualquier lugar del piso. Gozamos,  la postura de pie maravillosa, yo dándole la espalda, con la ducha caliente mojándonos y jugando al vaivén del movimiento de nuestros cuerpos… exhaustos quedamos.
Fantasía cumplida, aunque sigue en mi mente las ganas de que un día llegue un servicio técnico y pasen cosas…


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